Si bien probablemente Apofis no choque con la Tierra en el futuro previsible, el asteroide no será el mismo luego del encuentro cercano con nuestro planeta en 2029. La gravedad y las fuerzas de marea que la Tierra ejercerá sobre Apofis lo cambiarán en varias formas, una suerte de maquillaje cósmico.
En primer lugar, la órbita del asteroide se verá alterada significativamente. Como están las cosas ahora, Apofis pertenece al grupo Aten de asteroides, que rodea al Sol dentro de la órbita de la Tierra. Después del 13 de abril de 2029, la órbita de la roca habrá cambiado lo suficiente como para convertirlo en uno de la clase Apolo, es decir, de los asteroides que en realidad cruzan la órbita de nuestro planeta.
En segundo lugar, el encuentro cambiará notablemente la rotación del asteroide. Algunos cálculos recientes realizados por Daniel Scheeres de la Universidad de Washington indican que las mareas sufridas por Apofis a causa de la gravedad terrestre podrían resultar en un alargamiento del presente “día” del asteroide de 30 horas, en más de 27 horas; de todos modos, también es posible una aceleración de la rotación. El encuentro de 2029 dará a los astrónomos la posibilidad por primera vez de observar el desbaratamiento del estado de rotación de un asteroide.
Según Scheeres y otros, tales como Dan Durda del Instituto de Investigación del Suroeste, las fuerzas de marea provocarán tensiones en el asteroide y causarán “desplazamientos localizados” (sismos asteroidales) en su superficie y en su interior. Si el asteroide tiene menos densidad (menos de la mitad del agua) que la estimada actualmente por los astrónomos, Apofis podría cambiar totalmente de aspecto o incluso desintegrarse.
El asteroide y el ojo de la cerraduraEl ahora famoso asteroide 2004 MN4 pasará cerca de un trozo de espacio de 500 metros que lo podía desviar lo suficiente como para un impacto con la Tierra en 2036.
El asteroide 2004 MN4 ha regresado a las noticias. Rusty Schweickart, piloto del módulo lunar del Apolo 9, solicitó la semana pasada al Congreso de los EE.UU. el envío de una astronave al asteroide para colocarle un radiotransmisor. Los datos trasmitidos por el aparato permitirían a los astrónomos determinar si 2004 MN4 dará en su blanco en 2029.
Pero ese blanco no es la Tierra, sino un trozo de espacio de algo más de 500 metros localizado a unos 30 000 kilómetros sobre nuestro planeta. El pasaje del asteroide por esta región, a la que los científicos denominan como un ojo de cerradura de resonancia, lo podría poner en rumbo de colisión con la Tierra en 2036.
Para los que siguen las noticias espaciales, 2004 MN4 es difícil de olvidar. Hacia la pasada Navidad, los astrónomos estimaron que las probabilidades de que este asteroide chocara con la Tierra el 13 de abril de 2029 eran de 1 en 37, lo que lo colocaba en un nivel de amenaza sin precedentes de 4 en la escala Torino de riesgo de impacto. Hacia fines de enero, observaciones adicionales redujeron el riesgo a 1 en 10 000, descartando un impacto para 2029... pero no para un choque futuro.
La nueva órbita guardaba una sorpresa. Trasladaba la localización del pasaje cercano de MN4 en 2029 fuera de la caja de error, el volumen de espacio que contenía las posiciones probables comp??adas por determinaciones previas. No se suponía que éso fuera a suceder.
Clark Chapman, un prominente investigador de NEOs (Near Earth Objects = Objetos Cercanos a la Tierra) en el Instituto de Investigación del Sudoeste en Boulder, Colorado, pensó que ésto resultaba tan preocupante que sugirió que algunas aproximaciones matemáticas alternas estarían más capacitadas para caracterizar los riesgos de impactos NEOs que los que usan actualmente los astrónomos. Esas técnicas son las utilizadas para evaluar los riesgos de accidentes aéreos o de desastres de plantas nucleares.
Si 2004 MN4 pasa a través del ojo de la cerradura, la gravedad terrestre podría desviarlo justo lo suficiente como para producir un impacto en 2036. La existencia de este ojo de cerradura es la razón por la cual el riesgo de impacto no ha caído hasta el cero. Las observaciones ópticas e incluso las de radar no son suficientes como para determinar la posición del asteroide con una margen de error menor a 549 metros, apenas 1,7 veces el diámetro del objeto.
El logro de una “precisión adecuada” es la razón por la cual Rusty Schweickart está urgiendo a que interceptemos a MN4 y coloquemos un trasmisor-receptor y algunos instrumentos científicos sobre su superficie antes de 2014. ¿Por qué tan pronto?. Los astrónomos necesitan tiempo para recoger los datos precisos que determinarán si MN4 pasará o no a través del ojo de cerradura.
Si lo hace, entonces el tiempo será esencial para el desarrollo de una misión que impulse al asteroide fuera de un curso de impacto con la Tierra.
El desvío de MN4 será mucho más sencillo de lograr antes de que llegue al ojo de cerradura en 2029. Los esfuerzos se pueden enfocar en hacer que la roca falle en pasar por el ojo de cerradura, más que en que falle a la Tierra. Es posible que un cambio en la velocidad del asteroide de aproximadamente 0,3 centímetros por hora sea suficiente como para eliminar su encuentro con el ojo de cerradura. Aún un modesto motor cohete montado en la superficie de la roca sería capaz de realizar el trabajo.
El uso único de observaciones ópticas y de radar podría dar como resultado una incertidumbre en la posición del asteroide de algo así como 60 kilómetros, demasiado grande como para determinar si pasará o no a través del ojo de cerradura. El trasmisor nos permitirá determinar, con seguridad, si MN4 fallará (que es por mucho el escenario más probable).
En el caso de este problemático asteroide (que posee una fuerza de impacto de casi 1 000 megatones), el costo de esta tarea podría ser el precio de la tranquilidad mental.

Unas 8 horas después de un impacto simulado en el Pacífico, el tsunami generado por 2004 MN4 mantiene toda su fuerza. Steven Ward, un geofísico de la Universidad de California, Santa Cruz, ha realizado simulaciones de impactos en el Océano Pacífico y en el Golfo de México.
NOTA: Bill Cooke, el autor de este artículo, es un astrónomo del Centro Marshall de Vuelo Espacial de la NASA en Huntsville, Alabama.