El mes pasado estuve de vacaciones. Como vino de paso, me apeé en Madrid un par de días para poder saludar a algun@s amig@s que vivien o trabajan en la capital.
Llegué un mediodía y me fuí raudo a la sede central del INM. Allí Nimbus me ejerció de "cicerone" por la sala de vigilancia del INM (la de conversaciones interesantes que se abrán oído entre esas paredes
), y también por los proyectos profesionales en los que está actualmente involucrado.
Nuestro peque, Ton, fue la atracción por los pasillos y despachos (lo bautizaron varias veces como nuevo becario evil ) ... aunque fue a la hora de comer, en la cafetería del mismo INM, cuando causó más sensación.
Sin embargo, Ton se lo pasó mejor en el bosque que se encuentra en el exterior del edificio del INM. Realmente es un enclave natural privilegiado para albergar un campus universitario y esas instalaciones
Las fotos son de alrededor del 20 octubre, cuando empezaba a nacer pasto tras las lluvias otoñales.