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Riada Santa Cruz 31 marzo 2002
fran40:
Hoy se cumplen 18 años de la riada del 31 de marzo de 2002
en Santa Cruz de Tenerife
Fenómenos que no hay que dejar caer en el olvido. De ellos hay que aprender y mejorar, tanto la población en su auto protección como los responsables en materia de protección civil
Algunos recuerdos
Programa emitido por Antena 3 Tenerife el 4 abril 2002
Efemérides AEMET
fran40:
Emisión Televisión Canaria 31 marzo 2012 (10º aniversario)
https://elpais.com/diario/2002/04/01/espana/1017612016_850215.html
Cinco personas fallecen en Tenerife en un temporal de lluvias torrenciales
Una cuarta parte de la población se quedó sin agua corriente y suministro eléctrico
JUAN MANUEL PARDELLAS
Santa Cruz De Tenerife - 31 MAR 2002 - 00:00 CEST
Se elevan a seis los muertos por las lluvias torrenciales en Tenerife
Nunca antes había caído tanta agua en Santa Cruz de Tenerife en tan poco tiempo. El puerto quedó cerrado, se produjeron numerosos cortes de luz, teléfono y agua corriente. El alcalde de la ciudad, Miguel Zerolo, hizo un llamamiento al Ejército para que acudiera en labores de ayuda para despejar los cuantiosos daños materiales producidos, especialmente en vehículos particulares, mobiliario urbano y alumbrado público. Por espacio de 10 horas, las principales arterias de la capital quedaron colapsadas y la ciudad quedó sumida en el casos.
Las calles se convirtieron en riadas que arrastraban coches, inundaban restaurantes, centros comerciales, garajes y bajos y primeros pisos de la capital, que se transformó en una auténtica encerrona para los transeúntes. Algunos fueron arrastrados por la velocidad del agua, que superaba en la zona baja de la ciudad los tres metros de altura. El número de teléfono del Servicio Canario de Emergencias quedó colapsado y se vivieron escenas de pánico. También perdieron su señal la televisión canaria, que tuvo que evacuar su centro de emisiones en Santa Cruz de Tenerife, y el Instituto Nacional de Meteorología.
La tromba de agua avanzó desde el norte y sur de la isla hasta la capital, donde se concentró el mayor volumen de agua en muy pocas horas. Los coches quedaron atrapados, algunos con pasajeros en su interior, y numerosos hogares tuvieron que ser evacuados.
Barrios enteros como El Sobradillo, Taco, La Cuesta, La Salud, El Toscal, Salamanca, María Jiménez y San Andrés concentraron la mayor parte de las llamadas de emergencia. Un portavoz de este departamento confirmó el cierre del puerto.
El día de regreso del puente de Semana Santa convirtió los accesos a la ciudad en una trampa en la que cayeron miles de vehículos. Hasta tal punto fue así, que Guardia Civil y Dirección General de Emergencias recomendaron a los conductores que prolongaran su estancia en su lugar de vacaciones ante la imposibilidad real de llegar a sus hogares. Las carreteras y autopistas de acceso TF-1, TF-2 y TF-5 fueron cerradas por desprendimientos y desbordamientos de los barrancos.
Un retén de bomberos profesionales de Las Palmas de Gran Canaria partió anoche en un vuelo urgente rumbo a Tenerife para colaborar en las labores de emergencia.
LA TRAGEDIA DE SAMANTA
Samanta tenía tan sólo dos años. Vivía con su familia en el barrio de Los Lavaderos, a pocos metros de la céntrica rambla.
Sus padres la habían sentado sobre uno de los armarios de la casa mientras buscaban la manera de salir y evitar los efectos de la tromba de agua que ayer sorprendió a esta apacible ciudad. De repente, el techo de la vivienda se desplomó. Unos vecinos pudieron rescatar a sus padres. Casi una hora después los equipos de emergencia sacaban el cuerpo sin vida de la pequeña.
La tragedia de esta familia se unió a la de dos hombres que murieron en la carretera mientras intentaban acceder a la capital, aunque los dos menores y la mujer que les acompañaban (hijos y esposa de una de las víctimas) fueron salvados con vida.
Cientos de ciudadanos angustiados por desconocer lo que ocurría mientras permanecían a oscuras y seguía lloviendo con fuerza encontraron en las distintas emisoras de radio una importante vía de desahogo, ya que los aparatos de TV quedaron inutilizados por falta de electricidad y los estudios de la televisión autonómica en Santa Cruz se inundaron, al igual que las redacciones de dos diarios.
La tragedia cogió a a todos por sorpresa. Aunque las lluvias comenzaron a las dos de la tarde, el Instituto Nacional de Meteorología seguía hablando a las 18.30 de "chubascos moderados a fuertes ocasionalmente tormentosos".
A las 19.30, en un parte sobre Santa Cruz de Tenerife, Meteorología tan sólo advertía de "chubascos" con una intensidad máxima de 60 litros por metro cuadrado.
Exactamente 164 menos de los que finalmente se registraron.
Pedro Quevedo, portavoz del Gobierno de Canarias, reconoció que "nadie estaba suficientemente advertido" de la magnitud de la catástrofe y aseguró que se trataba de "una situación excepcional, completamente imprevisible".
https://elpais.com/elpais/2017/04/02/album/1491157209_506540.html#foto_gal_5
https://elpais.com/politica/2017/04/02/actualidad/1491158699_108620.html
15 años de la peor tormenta de la historia reciente de Tenerife
Las riadas de 2002 en la isla dejaron ocho muertos y la imagen de una ciudad desolada
OCTAVIO TOLEDO
Santa Cruz de Tenerife 2 ABR 2017 - 20:56 CEST
Descargó en un día toda la lluvia que tenía que caer en un año: 232 litros por metro cuadrado. Y su efecto fue como un gigantesco tsunami cuyo origen no estuvo en el mar sino en el cielo. Coches retorcidos, amontonados unos encima de otros en hasta cuatro alturas; calles cubiertas por varios metros de lodo y piedras. Ocho muertos. El pasado 31 de marzo se cumplieron 15 años de la peor tormenta caída en la historia reciente de Tenerife. Unas lluvias torrenciales que afectaron a Santa Cruz y La Laguna (las dos ciudades que conforman el área metropolitana de la isla), y en especial a la primera.
Era domingo de Semana Santa, un domingo de Pascua como cualquier otro… pero solo hasta las dos de la tarde. A partir de esa hora comenzó a llover, primero ligeramente, y después de manera torrencial. Entre las cuatro y las seis y media se recogieron 204 litros por metro cuadrado: una tromba de agua descomunal inasumible para una ciudad como Santa Cruz. Construida en pendiente, constituye un terreno abonado para una riada de efectos catastróficos si se dan las circunstancias exactas para ello, tal y como sucedió.
"Sobre el área metropolitana se juntaron una masa de aire frío sobre otra de aire caliente, por lo que sabíamos que se podían producir lluvias intensas. Pero a ello se añadió, de manera imprevista, una situación de viento cero, lo que hizo que la lluvia cayera solo sobre esa zona concreta de la isla", explica Moisés Sánchez, jefe de Sala del Servicio de Urgencias Canario 112. "Fue un escenario de caos al que se unió un apagón eléctrico y la caída de la red de telefonía de unas 130.000 personas", añade.
A la pérdida de las ocho vidas humanas y de unas 200 casas se sumaron medio millar de personas desalojadas de sus viviendas, más de mil coches afectados y varias decenas de millones de euros en pérdidas económicas. Son algunas de las cifras de un suceso que supuso un antes y después en la vida de los 200.000 habitantes de Santa Cruz. La estampa de la ciudad al día siguiente era la de la resaca de una noche de guerra: aparte de los servicios de emergencia, casi nadie por las calles (se suspendió la actividad escolar y también las de muchas empresas), mientras las palas del Ejército retiraban las piedras, el barro y las piedras acumuladas en las calles.
Entre los ocho fallecidos por la riada se encontraba un joven de 33 años, José Domingo, al que la corriente arrastró dentro de su coche barranco abajo hasta el mismo océano. Más de una semana mes después, su cuerpo lo halló un pescador en aguas del sur de la Isla, a unos 50 kilómetros de distancia del punto en el que había desaparecido, en el barrio de San Andrés. En la Asociación de Mayores de este enclave pesquero de Santa Cruz, uno de los más afectados por la tormenta, varias vecinas hablan de sus recuerdos de aquel día de 2002 como si hubiese sucedido ayer.
A Francisca Melián, de 84 años, las lluvias la pillaron en la segunda planta de su casa. "Cuando quise bajar, el agua ya pasaba del metro y medio de altura, y seguía subiendo por la escalera. Regresé arriba asustada cuanto vi que alcanzaba ya a los contadores de la luz". Desde la terraza recuerda cómo en la calle, a oscuras, se oían gritos de socorro, y que quienes los escuchaban respondían: "¡Vayan al cine!", que fue el lugar que improvisaron para reunirse y pasar la noche quienes no pudieron acceder a sus viviendas. En este barrio, la desgracia podía haber sido aún mayor de la que fue. Uno de los vecinos se agarró a una farola para evitar ser engullido por la corriente y la fuerza del agua acabó desnudándolo por completo. Otro saltó un pequeño puente sobre el barranco que bajaba, frenético, cargado de agua y lodo. Nada más saltar y poner el pie sobre la otra orilla, el puente se derrumbó. Tras darse cuenta del esquinazo que acabada de dar a una muerte segura, "se quedó paralizado como una estatua", apunta Francisca.
El barrio de Los Lavaderos fue también de los más dañados. Allí murieron dos personas: una niña de poco más de dos años que se había refugiado en el rincón de una habitación de su casa, de donde nunca pudo salir mientras su padre solo pudo rescatar a su hermana. Y Tito, un joven de 21 años que perdió la vida cuando corrió a rescatar a su madre de su vivienda. La mala suerte hizo que un coche, arrastrado por la corriente, cayera sobre la casa delante de la que él pasaba en ese momento y muriera sepultado.
En la asociación de vecinos del barrio, Sacramento Payo, de 69 años, señala a través de la ventana la empinada calle por la que el agua bajó a toda velocidad el 31 de marzo de 2002. La propia asociación se convirtió en el abrigo de los habitantes de Los Lavaderos cuyas casas resultaron afectadas, y un hotel de cinco estrellas que se alza justo enfrente, "sirvió paellas y comida de su buffet durante los días que más de 80 personas convivieron aquí", señala la mujer. Pero hasta en esa situación de tristeza general por la pérdida de dos vecinos, floreció la vida. "Entre quienes durmieron aquí esos días se engendró una niña", confiesa con una sonrisa Sacramento. Una niña que este año cumple justo 15 años
fran40:
Se cumplen 20 años de la riada en Santa Cruz de Tenerife en el año 2002
https://diariodeavisos.elespanol.com/2022/03/riada-en-santa-cruz/
Riada en Santa Cruz: “En dos horas y media cayó lo que llueve en un año”
Se cumplen hoy 20 años de la mayor tromba de agua que se recuerda sobre la capital; ocho personas fallecieron por la acción de una tormenta anclada en el macizo de Anaga que pasaría a la historia como la riada en Santa Cruz
https://www.eldiario.es/canariasahora/tenerifeahora/sociedad/cumplen-20-anos-riada-catastrofe-dejo-muertes-destruccion-santa-cruz-tenerife_1_8876813.html
Se cumplen 20 años de la Riada, la catástrofe que dejó muertes y destrucción en Santa Cruz de Tenerife
Una gota fría anidó en la capital isleña descargando hasta 129 litros de agua por metro cuadrado en una hora
https://www.cope.es/emisoras/canarias/santa-cruz-de-tenerife/tenerife/noticias/anos-riada-que-paralizo-santa-cruz-tenerife-20220331_2003187
20 años de la riada que paralizó Santa Cruz de Tenerife
La tromba de agua caída en la capital el 31 de marzo de 2002 acabó con la vida de ocho personas y destrozó viviendas, locales y mobiliario público
https://cadenaser.com/2022/03/31/20-anos-de-la-peor-tormenta-de-la-historia-reciente-de-tenerife/
20 años de la peor tormenta de la historia reciente de Tenerife
Las riadas del 2002 en la zona metropolitana de la isla dejaron ocho muertos, 12 desaparecidos y la imagen de una ciudad inhóspita
fran40:
31 marzo 2022
https://www.facebook.com/139262003143888/posts/1420108095059266/?d=n
Tal día como hoy se cumplen 20 años de aquel trágico 31 de marzo de 2002. Mientras miles de personas volvían de las vacaciones de #SemanaSanta, la lluvia dejó sobre el área metropolitana una gran riada que se llevó la vida de nueve personas, entre ellas, un compañero de Protección Civil La Laguna.
En nuestro municipio, tres de nuestros agentes que ese día estaban de servicio lo recuerdan como si fuera ayer mismo. En su recuerdo queda ese sentimiento encontrado de impotencia ante la pérdida de vidas humanas, pero con orgullo por el trabajo realizado para evitar que fueran muchas más vidas las perdidas.
Francisco Rivero, Huberto Delgado y José Brito recuerdan ese trágico día como un antes y un después para nuestra sociedad.
"Fue algo imprevisible. Nunca había vivido una gota fría como esa. Nos avisaron de que una guagua se había quedado hundida en el puente del Hospital Universitario y acudimos rápidamente desde La Cuesta, pero a la altura de la gasolinera, una tubería rompió y dejó nuestro vehículo destrozado. Tuvimos que hacer el resto del recorrido corriendo y cuando llegamos, logramos sacar al conductor de la guagua, tirándonos al agua amarrado con cuerdas para no ser succionados por los desagües. Recuerdo que la gente nos llegó a dejar un 4X4 con el que pudimos continuar y acabar el servicio. Era desolador. Sentíamos mucha impotencia", expresó Brito, quien hoy realizaba su servicio como cualquier otro día.
Francisco Rivero fue otro de los agentes que acudió, en este caso, al puente del Gramal: "No sé ni como llegamos, porque la fuerte corriente que bajaba por San Miguel de Chimisay nos movía el coche y teníamos que ir sorteando el agua y en ocasiones era imposible ir a contracorriente. Cuando llegamos, nos dijeron que había un chico atrapado en su vehículo en el fondo. Había una persona con una tabla de surf intentando sacar a la persona, que era un compañero de Protección Civil La Laguna. Me quité la ropa para poder nadar mejor y gracias a unas cuerdas que me sujetaban y mis nociones de buceo, pude llegar hasta él y sacarlo, pero no pudimos hacer nada por su vida al intentar reanimarlo. El cuerpo estaba atrapado en una alcantarilla y el agua le superaba en 4 o 5 metros. Nunca lo olvidaré".
El otro agente que aún sigue activo después de veinte años es Humberto Delgado, quien nos comentó que "pudimos salvar a mucha gente y gracias también a la labor ciudadana, que nunca nos dejó solos. Fue frustrante no poder hacer más por las vidas perdidas. Cuando sacamos al conductor de @Titsa fue un gran alivio, porque teníamos miedo de que la corriente nos succionara hacia las alcantarillas de desagüe. También recuerdo la hipotermia que sufrimos Brito y yo, cuando logramos poner a salvo a la persona. Esa foto famosa del conductor encima del techo de la guagua nosotros la percibimos de otra forma distinta. El pánico lo tenía preso, ya que no sabía nadar y era prácticamente imposible".
Queremos rendir homenaje al joven Jesús Antonio Galván, compañero de Protección Civil La Laguna, que perdió la vida a los 36 años en acto de servicio en el puente del Gramal.
Con estos testimonios recordamos ese fatídico día. Veinte años después aún tenemos grabadas esas imágenes en nuestra retina.
Desde la Policía de La Laguna, nuestro recuerdo y homenaje a aquellos que perdieron la vida y a los que dieron la suya por salvar a otras muchas personas.
fran40:
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