Estas fotos corresponden a un pequeño bosque de pinos de la Segarra, al pie de la antigua N-II y que se quemaron el verano de 2003 debido a alguna colilla (casi con total seguridad), arrojada desde la carretera.
El otoño pasado, o sea poco más de un año después, un atardecer de noviembre fuí a hacer estas fotos. El color rojizo es el de la luz de la puesta de sol, pero coincidiréis conmigo que es la más adecuada para inmortalizar tal escena.
Observad como los pinos han muerto ... pero las encinas y los coscojos, adaptados al "fuego mediterráneo" ya habían empezado a brotar. La clave es que estas últimas especies (quercus), como también podríamos añadir el olivo o la vid, mientras conserven sus raíces intactas bajo tierra, tarde o temprano volverán a brotar porque la planta no se muere perdiendo su parte aérea.