Buenos días.
Aprovechando diferentes circunstancias que nos permiten cierta libertad de acción entre semana, tres intrépidos foreros (labardena, Erruben y un servidor) nos aventuramos en la espléndida y soleada jornada de ayer por las olvidadas y abandonadas laderas del valle del Linares, en Soria. Dicho valle discurre entre el monte Ayedo y la Sierra de Alcarama, en el noreste de la provincia, desaguando en la vecina Rioja, y albergando 6 pueblos abandonados (3 arriba y 3 en el fondo, a la ribera del Linares), a los que nunca llegaron luz ni carreteras, y cuyos únicos accesos son por pista forestal, en el mejor de los casos, o directamente por caminos estrechos con cortado a un lado.
Partiendo a patita desde Taniñe, dirigimos nuestros pasos por el camino a Buimanco. Pronto, un par de ciervos jóvenes salen a nuestro encuentro, quedando unos instantes desconcertados antes de emprender la huida:
Vamos ascendiendo, y al superar la primera loma, se hace visible la gran barrera pirenaica:
Desviándonos un poco hacia los picones que cuelgan sobre el valle del Linares, avistamos marcados horizontes en la ladera opuesta. A nuestra derecha queda, cercano, San Pedro Manrique, último pueblo habitado por esta vertiente, y desde el cual podríamos trazar un arco de unos 15 km hacia el noreste sin encontrar gente ni viviendas habituales, a pesar de que hay unos cuantos pueblos...
Avistamos nuestro primer objetivo: Buimanco
En el fondo del valle, observamos Vea (en primer plano y sobre la ladera derecha, y Peñazcurna, en segundo plano y en la ladera izquierda, ambos también despoblados y situados a una altura de unos 860 m, lo que los sitúa entre los más bajos de la provincia de Soria.
Caminando con un sol espléndido y aire fresquito, entre pinares de repoblación (sylvestris y nigra) y rebollares, alcanzamos Buimanco (1258 m)
Imágenes de las desiertas y olvidadas calles de Buimanco, donde ya prácticamente no queda nada, la mitad de las casasa hundiéndose y la otra mitad a punto de hacerlo. Por doquier rastros y cagadas de ciervos, incluso dentro de los bajos de algunas casas, que les vienen bien durante ciertos temporales.
Su iglesia, como tantas otras, ha sido víctima del expolio, siendo arrancados hasta los frescos de sus paredes. La espesa capa de estiércol denota que las vacas serranas la ocupan como establo hoy en día.
Estas son algunas de las vistas de que disfrutaban hasta hace unas pocas décadas los habitantes de Buimanco, colgados en un privilegiado balcón.
Durante la jornada, observamos los acostumbrados buitres, lavanderas blancas, algún que otro carbonero palustre, y este simpático picogordo
Unos kilómetros después, y tras pisar algún que otro ventisquero de cierta entidad en las umbrías, hacemos cima en el Ayedo (1728 m), uno de los principales vigías de la comarca de Tierras Altas de Soria.
Vistas desde la cima:
Cebollera
Demanda (a la derecha, destaca el techo riojano: San Lorenzo)
Moncayo (el pueblo que se ve a la derecha es San Pedro Manrique)
Eso es todo, mis compañeros de camino seguro tendrán más imágenes, entre ellas, las de los simpáticos corzos que nos fueron abordando durante la tarde. Grato paseo, muchos kilómetros pero en buena compañía, con buena conversación, y en un estupendo y tranquilo entorno, ¡qué más se puede pedir para un miércoles cualquiera!
PD.- Se me olvidaba el almuerzo en Buimanco, disfrutando de buenas viandas y buen mirador, bocatto di cardinale....
Saludos