Bueno pongo unas pocas fotos con la visión de mi paseo de aproximación a las faldas de la Maroma.
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Las primeras luces
AL ATAQUE.- A los 20 minutos de ascensión, aún por el carril, opto por descolgarme de Angel y David para hacer mi paseo a un ritmo bastante más tranquilo y aprovechar para hacer fotos con calma.
A mi ritmo dejo atras el carril, enfilo el camino hasta una fuente a la que llego tras una hora de marcha. Parada y bocata, aún sigo un poco mareado pero entre dar la vuelta o seguir pasito a pasito, decido lo segundo. 15 minutos más tarde logro superar una empinada loma, y ver las fauces tremendas de la Sierra Tejeda. El silencio espeso, el cielo limpido refuerza el dramatismo de las crestas grisáceas inalcanzables salvo para su azul intenso.
Mi ensimismamiento se rompe por el ruido de algun canto que rueda a los abismos al paso de mis ya lejanos compañeros, quienes ya han sorteado un abismo que hiende las faldas de la sierra. Dos diminutas figuras que se pierden de vista en la vasta soledad montañosa.
Pero el ojo de mi pequeña cámara atina a desvelar algún detalle de su marcheta
Pero el espectáculo estaba arriba, lejos de toda posibilidad de ser conquistado al menos hoy...
Abismos inaccesibles salvo para algunos árboles y las aves...
Pero el casi inabarcable panorama serrano se escapa al oriente entre las crestas cercanas
Otra mirada más al lomo de la gran mole grisácea expuesta al intenso azul cielo
Muestras del lomo rocoso que en curiosas formas encuentro a mis pies
Un lomo áspero sobre el que sólo son capaces de sobrevivir algunos seres muy adaptados
Al regreso capto iluminada una muela, ahora bañada por el sol, en el extremo oriental que antes permanecía oculto, esquivo a la contemplación
Conforme quedan más lejanas las cumbres más intenso se despliega el verdor del pinar
Hasta el cinturon negruzco del asfalto...
Montañas más livianas van arropando a la ya lejana Tejeda
Atras queda vigilado por la mirada infatigable de un compañero que quedó petrificado ante la colosal Sierra Tejeda, una auténtica joya natural, paisajística y geológica que merece muy mucho la pena andar aunque sea de paseo sin mayor conquista ni gloria que el éxtasis que produce la sola contemplación del vasto silencio que la envuelve.
Saludos, senderistas