No pudo ser.
Nos faltó tiempo para subir a la cima y poder regresar con garantías de luz diurna en el regreso.
Salimos de Málaga a las 06.30 Paco, David y yo camino del Maroma. Por el camino, decidimos emprender el ascenso desde Sedella. No fue una decisión “acertada”. He de decir que ninguno conocía las distintas rutas, por lo que la decisión en principio fue acertada, pero no. Resultó que no. Es la ruta más larga, estábamos avisados de antemano y más dura. Pero nada, con un par.
Llegamos a Sedella, a las 08.05 y tras tomar un desayuno en uno de los bares del pueblo, nos dirigimos al camping, al cual se accede por un carril recién asfaltado. Una vez en el camping, nos preparamos para subir y a las 08.45 iniciamos el camino. Este, discurre por un carril que en el mismo camping, está cortado por una cadena. Vamos subiendo, sin tomar ninguno de los desvíos que aparecen. Llegamos a un refugio de pastores y poco más tarde llegamos a un cruce en el que el carril continúa a la derecha y a la izquierda, tras unos veinte metros, termina en un helipuerto. Desde el helipuerto, parte un sendero en sentido NO, lo tomamos. Y en sentido Oeste vamos ganando altura poco a poco. No voy a continuar describiendo la ruta. Estoy cansado. Bastante cansado. Afortunadamente, las piernas han respondido, ya están entrenadas y las agujetas no aparecen. La descripción de la ruta del libro de la siempre simpática María, es exacta y la hemos seguido al pié de la letra. No la llevábamos impresa, pero en el mapa, se definía muy bien. Solo tuvimos un pequeño despiste. Cuando estábamos en el Collado de la Monticara, empezamos a bajar por el sendero de la Izda, descendente. Muy pronto, el sendero desaparece por los matorrales, aquí vimos una madriguera de zorro, David la fotografió. Bajamos un pocos más, pero ante el brutal descenso y aunque veíamos el sendero en la loma de enfrente, decidimos regresar sobre nuestros pasos. Pequeño error. Desde el Collado de nuevo, vimos que lo más práctico era ir por el camino tomado. Vuelta a bajar por el mismo camino, casi media hora perdida. Por lo demás, los tiempos de camino, los íbamos clavando. A la primera y segunda fuente, llegamos en horario, a pesar del despiste.
Las vistas del macizo de la Maroma, por encima de nuestras cabezas, IMPRESIONANTE. Una autentica mole de roca. Solo la altura, le impide calificarla como tipo alpina o pirenaica. Una autentica mole. Una cosa es verla desde la carretera y cercanías y otra muy distinta, tenerla por encima de tu cabeza, desafiante.
Ya en los Charcones, decidimos dar por terminado el ascenso. Eran las 13.10 aproximadamente. Decidimos descansar, comer y explallarnos en las vistas. Vimos un agujero en una roca a modo de refugio natural, llamado cueva de la gitana, esto lo sabemos gracias a una especie “animal” característica del Parque Natural: el “Guerdensis Forestalensis”. Es una pequeña broma, admiro mucho a estos trabajadores. Estando en Los Charcones, vimos a una pareja de ellos, ya entrados en años, que estaban haciendo recuento de algo. En la distancia y a gritos, estuvimos conversando con ellos y nos informaron de algunas cosas. Tras esos momentos de asueto, iniciamos el descenso. Esta vez lo hacemos por el sendero que baja hasta Canillas de Aceituno. Un sendero mucho más cómodo y perfectamente señalizado. En este sendero, nos encontramos en un pinar, con la cueva y la fuente de La Rábita. La cueva, tiene una profundidad de unos diez metros, estrechándose desde la entrada hasta el final, donde se encuentran dos madrigueras. Tras visitarla y unas fotos, nos refrescamos en la fuente y continuamos descendiendo hacia Canillas. En este descenso, pudimos admirar el vuelo de una bandada de buitres leonados y pudimos admirar a un pequeño rebaño de monteses. En el ascenso, también vimos otro rebaño de monteses, así como dos zorros que se nos cruzaron en la carretera cuando nos dirigíamos hacia Sedella.
Llegamos a Canillas y bajamos hacia el Ayuntamiento por calles empinadas. Llegados a esta bonita plaza, esperamos a Paco que viene desde Sedella. Cinco minutos de espera y llega Paco. Tras unos comentarios. Nos dirigimos a buscar un taxi para regresar a Sedella, teníamos allí el coche. Entramos en un bar, Bar Ángel y ante el aroma procedente de la cocina, este que escribe, se decide a saborear un muy buen plato de lentejas con judías blancas y verduras y un excelente pisto. Lo de bueno, por lo bien guisadas que estaban las lentejas. En este bar y ante el no haber encontrado taxi, un cliente, José María :D1, se ofrece a acercarnos al camping de Sedella. Casi 8 kilómetros. Le quedamos muy agradecidos.
Una jornada, que aunque no culminamos la cumbre, por falta de tiempo, fue muy satisfactoria. Como dice David, próximamente, tal vez el día 28, subamos por la cara norte. Esperemos que con algo de nieve, para hacerla más hermosa. Al regreso, visitamos a María, para “abroncarla” por animarnos a hacer la ruta de Sedella. Como siempre, se mostró tremendamente simpática y risueña. Tras un breve comentario y dejarle recuerdos para Sandra y desearle un muy buen fin semana en Grazalema, aunque nos haya abandonado a los del Mulhacén.
Ahora a desayunar y en un rato, colgaré unas fotos.
Saludos montañeros. :O* :O* :O*
Ángel