Bueno, pues ahora me toca a mí aportar a la descripción de la subida al Mulhacén.
El primero en llegar fui yo. “Coroné” el primero. Me refiero a llegar a Capileira. Fuimos llegando a lo largo del sábado a Capileira. Yo llegué sobre las 15.30 tras parar en Órgiva a comer, un buen plato alpujarreño. A doparse para la subida de la mañana siguiente. No dio el resultado esperado.
Tras llegar a Capileira y tomar posesión del “campo base”, disfruté de un muy buen recorrido por el pueblo y fotografiando su entrono y su arquitectura. Un pueblo hermoso, ya conocía de antes su vecino y “gemelo”, Bubión.
Unas horas más tarde llegaron Jordi, José y Tony. Tras dejar sus bártulos, dimos un paseo por el pueblo a la espera de José Bera y Pedro. José Bera llegó sobre las 22.30, tras darse un palizón de carretera. Yo no sabía que llegaba desde Hernani, Guipúzcoa. Tras la llegada de José Bera, nos dispusimos a cenar, lástima, no recuerdo el nombre del restaurante, pero si el de la amabilísima camarera, María. Una cena con un muy buen ambiente. Con un primer vino tinto “sorprendente”. La segunda botella ya compensó los tragos de la primera. Al finalizar la cena, José-El Maja-, nos dice que Pedro acaba de llegar y al llegar a la casa, le vemos dar cumplida cuenta del pan encargado anteriormente. Tras un rato de charla, todos a dormir. Hay que madrugar, y mucho.
Nos levantamos todos sobre las 05.00 y tras prepararnos y desayunar, emprendemos el camino hacia la Hoya del Portillo donde dejamos los coches y emprendemos la marcha sobre las 06.10.
A buen ritmo y envueltos por la noche todos juntos vamos ascendiendo por unas primeras cuestas no demasiado inclinadas. Jordi y Tony tiran fuerte, pero se les aguanta el ritmo. “No es tanto como yo me temía”. Durante poco más de una hora, aguanté el ritmo de los demás. Empecé a notar un ligero cansancio y decidí descolgarme. Los mantuve a tiro constantemente, siempre a la vista. Llego a una primera parada y me dicen que solo con un minuto de diferencia, no está mal. Al ratito, continuamos la marcha, de nuevo todos juntos. Por poco tiempo, me vuelvo a descolgar, pero siempre manteniendo al grupo a no mucha distancia, siempre al alcance de mi frontal. Llegamos al Alto del Chorrillo y allí retomamos fuerzas. Empieza a amanecer. Una amanecer que solo lo puede igualar el verlo en compañía de brazos agradables y más suaves al tacto que el de mis compañeros de ascenso. Tras ese “refrigerio” José Bera y yo emprendemos la marcha. Por fin estoy en cabeza del grupo y “marco” el ritmo, solo José Bera lo aguanta. Como ya he dicho en otra charla, ¡AUPA! sus “collons”. Momentos de gloria efímera. Pronto las cosas vuelven a su sitio natural. Tras observar un rebaño de monteses, unos pocos cientos de metros más adelante, el grupo me va rebasando al empinarse el camino y tomar altura. La falta de oxigeno y los kilos de más van pesándome al mismo ritmo que me adelantan mis compañeros. Tras continuar en solitario y teniendo a la vista siempre al grupo, cada vez más lejanos, paro a comer un primer bocadillo y descansar a unos 3. 100 Mtrs. Esa fue la puntilla. No volví a recuperar el ritmo de ascenso. Empezaba a agotarme rápidamente. Cada dos minutos de camino, necesitaba descansar durante treinta segundos. Decidí, al contrario que el resto, seguir la pista, ya con nieve, girar hacia la cara este y ascender de un modo más suave. Esta cara estaba totalmente nevada, casi todo con nieve dura pero “caminable”. La capa de nieve no era muy gruesa, como unos 20 Ctms y en ocasiones algo más. El cansancio cada vez era mayor y estaba casi al límite de mi resistencia, pero ¡carajo! Tenía la cumbre no demasiado lejos en distancia. Andando y descansando, voy ganando altura poco a poco. La nieve ya es dura en exceso y con hielo en muchas partes. Decido ponerme los crampones y avanzo doscientos metros lineales más. Agotado, decido que ese es mi límite por ese día y me doy la vuelta.
A pesar de ser “derrotado” por la montaña. La mañana está siendo espectacular. Buen clima y os aseguro que lo que he disfrutado en la cara este, no lo puedo describir. Solo, en mitad de esa cara, rodeado de nieve y con un silencio de altura, pude disfrutar de unos momentos esplendidos. Os lo aseguro.
Trato de comunicarme con mis compañeros para hacerles saber que me doy la vuelta, pero la falta de cobertura lo hace casi imposible. Vuelvo sobre mis pasos y les espero en un lugar en el que ellos previamente habían parado, donde se haya un pequeño refugio de piedras contra el viento. Retomo fuerzas mientras llegan y sigo disfrutando del entorno.
Llegan Tony y Jordi. Tras un descanso y comentar el ascenso, observamos que el resto, José Bera; José (El Maja) y Pedro, bajan como posesos entre canchales por la cara suroeste. Nosotros tres comenzamos el descenso y es Tony el que baja como una montés. También bajando me dejan atrás. Llegamos al sendero que baja hacia el Refugio del Poqueira y giramos a la izquierda para encaminarnos al Alto del Chorrillo, donde una vez todos reagrupados, comemos y alguno recupera sueño atrasado al calor de un sol invernal muy agradable. Parece mentira que estemos en Invierno y que en este punto y más arriba no haga frío. Solo lo hace cuando las nubes cubren el sol y no en exceso.
Emprendemos el descenso. Jordi y Tony deciden subir algún pico que se encuentran durante el descenso. Los demás, continuamos por la pista. Observamos un par de hermosos machos monteses y algunas cabrillas muy jóvenes. Vamos bajando, disfrutamos y comentamos al mismo tiempo el paisaje y José Bera suelta frenos y desciende a un muy rápido ritmo.
Pues esto es todo en lo referente a esta subida. Llegamos de nuevo a la Hoya del Portillo. Tras descansar brevemente, bajamos en los coches y al llegar de nuevo al pueblo, unos a la ducha, individualmente ¡claro! Y otros a refrescarse interiormente. Yo me tomé dos buenas y frías cervezas.
Tras el descanso obligado. José-Maja- emprende el regreso a su domicilio. Un placer haberle conocido. José Bera, descansa un buen rato y también emprende el regreso hacia Euskadi. El resto, nos quedamos una noche más. Salimos a dar una vuelta y a tomar unos vinos por el pueblo. Tras ese refrigerio, una buena cena, con un muy buen vino esta noche. Tras la cena y una excelente sobremesa, a dormir, que se hace necesario.
A la mañana siguiente, madrugo y decido salir a contemplar el amanecer desde el pueblo. Un bonito amanecer también, aunque no se puede comparar con el vivido el día anterior. Tras unas fotos y poco después de las nueve de la mañana me uno al resto de mis compañeros en una cafetería del pueblo a tomar café.
Poco más queda por decir. Nos despedimos y deseando un muy próximo encuentro, me despido de Jordy; Pedro y Tony. Un reto muy alto, el superar este encuentro. Si bien no ha sido muy numeroso, si ha sido muy agradable. Un éxito total.
Doping
Doping consumido
Tejado típico alpujarreño
En un rato, más.
GESP (Ángel)