Un saludo a todos de nuevo.
Mientras unos subían a toda mecha el Mulhacén, otros íbamos a escalar un poquito por la zona de Agulles, en Montserrat, con la idea de solidarizarnos de alguna manera con los tresmilistas.
Ahí van unas imágenes de ubicación.
Esta foto, que abarca toda la zona de Agulles, la hice desde el Montgròs, el día que fui con Meteocoll y Segarró

Esta otra, tomada por Meteocoll, nos va aproximando al objetivo

Una más, en la que señalo con flechas verdes los puntos de reunión, en azul el rapel de 50 metros y en rojo la via de 100 metros toda ella de IV grado, con algunos pasos de IV+ (para mí, bastante difícil)

Ahora ya nos metemos en harina: Preparar y distribuir correctamente el material que llevará cada uno es fundamental para alcanzar el objetivo sin excesivos sobresaltos

Durante la aproximación, l’Agulla de l’Arbret (Aguja del Arbolito), que así se llama, se presentaba altiva y desafiante ante nuestros ojos

Aprovecho para presentaros a Ricard, mi amigo escalador, mi maestro… álguien de quien te puedes fiar, en la pared y fuera de ella

Aquí véis a un servidor, contento y relajado, durante la aproximación. Un rato más tarde, otro gallo cantaría

Esta foto a pie de vía es la única en la que salimos todos: arriba, Marc y Ricard, abajo Anna y Marj. Todos muy contentos, de momento.

Y empieza la fiesta con un paredón largo de IV+ en la que uno ya empieza a pensar… “pero a mí quién me manda meterme en estos fregaos”. Ricard lo sube como si fuera por el paseo marítimo

El primer largo ya se acaba. Estoy casi en la primera reunión. Marj ha subido como una exhalación. Marc y Anna, forman otra cordada y suben después.


Ahí llega Marc, que está entrenando para irse en junio a hacer un 8000 con Anna y algunos otros locos de la Catalunya central

Se instala en una reunión que queda justo debajo de la nuestra. Mientras el Maestro se va hacia arriba, le hacemos una foto al futuro ochomilista

Ahí van dos imágenes del segundo largo, también muy exigente, que nos deja muy cerca de la cima de la aguja: primero Marj y luego yo


El tercer largo no es tan exigente y es muy corto, de modo que no da tiempo de echar fotos. Además, el suelo queda muy abajo como para andar distrayéndose con tonterías.
Llegamos al arbolito que da nombre a la aguja y montamos la tercera y última reunión.
Desde allí puede verse la carretera abajo y el aparcamiento donde están los coches: Can Massana

Desde el arbolito, alcanzar la cima es un paseo, pero hay que hacerlo con las debidas precauciones (100 metros por detrás, 200 por delante, y 50 a ambos lados)

Bajaremos por la derecha aprovechando una instalación de rapel muy bien puesta

Seguimos el mismo orden: Ricard, Marj e Ignasi

Y las dos últimas fotos antes de tomar tierra, en un rapel de 50 metros, en parte volado.


Por fin los pies tocan el suelo del que no debían haberse separado. Vuelvo a ser yo, aunque estoy agotado. Contento de haber hecho los deberes y de haber compartido la jornada con una gente estupenda, que hacen que la montaña sea siempre amable.
Para acabar, una bonita imagen de l’Agulla de l’Arbret tomada desde una aguja vecina

Con este reportaje no quiero provocar a nadie y advierto que la escalada clásica es un deporte de riesgo y que hay que practicarlo tomando las precauciones adecuadas.