A veces las puestas de sol se encienden, eso lo sabemos todos, y si tienes la ocasión, lo indicado es "coserlas a fotos..."
Tal como ocurrió el pasado 29, la invasión contínua de cirros y altoestratos alternando con claros presagiaba un desenlace "fogoso" cuando el sol apagara su brillo en el horizonte...
Durante la aproximación a un buen punto de observación, poco antes del momento de la puesta. Un breve alto en el camino, pero sin perder un instante, restaba un tiempo muy justito, aún así esta rastrojera se puso a tiro, y no me resistí...

Perfectamente situado, el sol dice su último adiós, mejor dicho, un "hasta mañana".

Aguardo unos breves minutos... intiga... ¿Se llegarán a encender las nubes?¿O como a veces pasa, aún con presencia de la nubosidad apropiada "falla algo" y no "salta la chispa"?.
La paciencia es una virtud... pasados varios minutos tras el momento de la puesta, de repente se dibujan algunos tintes rojizos en las bases nubosas ¡EUREKA!...

Colmado de gozo, la arrebolada vá a más impetuosamente, donde mas se manifiesta es en los altoestratos bajo los cuales penden apretadas
mamma 
. Objetivo alcanzado e interceptado...




Tras el éxtasis, se vá apagando progresivamente, dejando por otro lado tonos cada vez mas rojizos y menos anaranjados


Incluso pasado bastante tiempo después del ocaso, todavía persistieron ciertas coloraciones encarnadas, hecho fascinante que el efecto residual del candilazo se resistiera a diluirse en la oscuridad de la noche que ya me había arropado con su oscuro velo de penumbra... Al fondo las luces de la población de Alcázar de San Juan.
