Vayamos al análisis de este episodio meteorológico singular, en el que hace falta tener en cuenta los contextos descritos anteriormente para entender mejor lo que ocurrió.
Primero decir que estuvimos ante un cúmulo de factores desencadenantes
- Una borrasca excepcional. Veremos más adelante los mapas, pero una profundísima borrasca alcanzó casi el litoral gallego para volver a subir de latitud posteriormente. Su radio de acción era tan amplio (se llegaron a medir presiones inferiores a 950 hPa en su centro), que sus frentes asociados barrieron toda la península con energía, con fuertes vientos de sur y suroeste en superficie.
- Una situación de acusada inestabilidad potencial. No es el momento de explicar detenidamente este término, pero en los radiosondeos de la época de Tolouse, Madrid o Palma, se podía apreciar que a poco que hubiera algún forzamiento inicial para el ascenso de aire, los procesos convectivos profundos se verían muy favorecidos.
- Una fuerte y repentina advección de aire muy cálido y húmedo en los niveles bajos troposféricos sobre la zona del Pirineo.
- Ligado a lo anterior, y como principal causa de forzamiento desencadenante, una barrera orográfica como es el Pirineo que actuara como palanca.
Todo ello motivó unos efectos meteorológicos extremos:
- Precipitaciones torrenciales persistentes sobre una amplia franja del Pirineo. En la Molina (cabecera del Segre), se midieron 556 mm en apenas 48 horas.
- Vientos sinópticos huracanados, acelerados por una disposición geográfica favorable (rachas de hasta 170 km/h medidas en los escasos observatorios de alta montaña de la época ligados a estaciones de esquí).
- Descenso brusco y muy acusado de la presión atmosférica: 20-25 hPa en 24 horas. Ligado a esto, conviene destacar que los habitantes de la zona culpan del desastre a las surgencias espontáneas de aguas subterráneas que se desencadenaron en los escasos macizos calcáreos de la zona, de modo que los lugareños dicen que los barrancos y torrentes bajaban casi desbordados antes de empezar a llover ... algo sólo explicable por el efecto de succión que realizó el descenso súbito barométrico en las cuevas y avencs de los karsts de la zona, más propios del Prepirineo que de la zona Axial de la cordillera.
Consecuentemente los efectos geomorfológicos e hidrológicos también pueden considerarse extremos:
- Crecida súbita de todos los ríos y torrentes (flash floods), con desbordamientos puntuales. En la parte baja de la cuenca, llegó una gran avenida al día siguiente que motivó una de las mayores riadas del siglo XX en Balaguer o en Lleida, con todos los barrios próximos al Segre inundados por casi 2 metros de agua.
El siguiente cuadro de caudales en m3 por segundo nos dará una idea de lo sucedido. Primero figura el caudal medio de la época y después el máximo del episodio.
Río Noguera Pallaresa
La Pobla de Segur ... 30 ... 620
Camarasa ... 47 ... 1.300
Río Segre
Puigcerdà ... 18 ... 600
La Seu d'Urgell ... 21 ... 1.000
Oliana ... 32 ... 2.000
Lleida ... 140 ... 3.200
Río Ebro
Tortosa ... 540 ... 3.200
- Inundación de zonas "ocupadas" dentro del lecho natural del río. No es algo desconocido todavía hoy en día. El ser humano invade los espacios que pertenecen al río, aunque este sólo los recupere muy pocas veces.
- Múltiples corrimientos de tierras y coladas de barro. Algunos especialmente dantescos por la destrucción que originaron como la colada de aluviones morrénicos en la Guingueta d'Àneu (Pallars Sobirà) (aún hoy visibles), o el de Pont de Bar (Alt Urgell) que motivó el abandono del pueblo (también hoy visible el pueblo abandonado medio derrumbado por el corrimiento) y construcción de uno nuevo al otro lado del río en una vertiente sin riesgos aguas abajo del Segre.
- Modificación de los cursos fluviales. Como pasa casi siempre tras una avenida en las partes medias y bajas de un valle, se destruyeron meandros o se crearon de nuevos, y el trazado del río varió, lo que también afectó la reconstrucción de infraestructuras destruídas como puentes o carreteras.
- Terremoto en Oliana. Aunque pueda parecer exagerado, la llegada de la riada procedente de la zona de la Seu-Andorra al tramo del Prepirineo que cruza el Segre, y donde se ubica el pantano de Oliana, al golpear contra la presa motivó un pequeño movimiento sísmico que detectaron los sismógrafos, con epicentro en el pantano de Oliana, y a la hora de la llegada de la avenida, lo que dió que pensar que la causa del sismo fue el golpe del agua contra las paredes de la presa.