Avanzaba la tarde del 3 de octubre de 2007, los rasgos convectivos del tiempo no ofrecian duda alguna en su interpretación, la convección pasaría a enseñorearse de la atmósfera de manera implacable... Si la noche mueve a los "vampiros", automáticamente el color de tormenta despierta como un resorte las ávidas pasiones de los otros oscuros seres, "stormchasers" resucitados al olor del ozono y los aires tronadores. Barrunta tormenta, barrunta adrenalina, barrunta pasión por la vida, ¡Oh instinto salvaje! ¡Tú que puedes más que cualquier raciocinio!. Todo se pone en acción para dar rienda suelta a la emoción...
La suerte está echada, corriendo por asfaltado y piso descarnado, tomada una plaza como puesto adelantado, todo dispuesto a un encuentro batallado... Aquí tomando posiciones con el "MSG" en la muy noble villa de Alcázar de San Juan (C. Real).
Hacia el lado opuesto, nada hace presagiar la inminente llegada de la mole electrizante, pero la cuenta atrás ya está iniciada, y las "Great Plains" deben prepararse para el "tormento llegado del cielo".
El "azote divino" ya estaba dejando, por otro lado, caer su vara justiciera a la altura aproximada de Toledo. No son todavía las cinco de la tarde y por encima de la pared de yunques sobresale un "Overshooting top".
Por un momento he olvidado mi "frente de batalla", y la mole ha avanzado claramente, descargando con ímpetu creciente en las inmediaciones de Sierra de Herencia (Montes de Toledo orientales). El aspecto es muy amenazador.
Pasan unos pocos minutos y el acercamiento ya es alarmante, como su oscuridad y el incipiente
Arcus que se organiza en su frente de ataque...
Una sola palabra define el sentimiento imperante en el ambiente, "pavor", cuando llega el instante en que rugiendo y soplando, consigue ahuyentar a la mismísima luz...
Como una apisonadora, aplasta la tierra de forma inmisericorde, castigando particularmente la zona oeste de la localidad de Alcázar de San Juan, quedando mi posición justo al filo del fuerte desplome, privilegiado lugar para intentar "apresar" al "animal".
Poco antes, esta era la situación en el radar INM de Madrid, de las cinco menos diez, reflectividades máximas entre 48 y 54 decibelios. El “rayo” marca mi posición...
Se marcha por el norte, no obstante deja ver su impresionante retaguardia...
... de la que se descuelga igualmente una columna de granizo, en forma de retazos blanquecinos. Poco tiempo después agonizó la tormenta, devolviendo la tranquilidad perdida...
Pero no hay descanso, nuevamente por el sur vuelven a crecer cúmulos que derivan en Cumulonimbus Capillatus, aunque la dinámica de estos es tremendamente peculiar, ya que su vertiginoso desarrollo no madura, se invierte y aparentemente no dan lugar a actividad eléctrica alguna. En cambio los restos de yunques decrépitos, suspendidos en el aire hasta la disolución, modelan un fascinante y bellísimo muestrario de cielos exóticos, plenos de fotogenia.
Arco iris supernumerario...
La sombra del cazador es alargada...
Los cúmulos que crecen hacia el este, cada vez adquieren mas consistencia, y en aumento. La claridad de la atmósfera sigue siendo fantástica, ausencia plena de calima, la luminosidad y el cromatismo son extremos.
Por fín un núcleo cumuliforme situado en el extremo noroeste de la provincia de Albacete se decide a dispararse y empieza su desarrollo vertical, muy rápido.
En breve se convierte en todo un ejemplar de
Cumulonimbus capillatus incus, atreviéndose incluso a desarrollar en su cima un "overshooting top". La tarde decae y las frías cimas convectivas se empiezan a teñir de tonos cálidos.
Otro espectáculo digno de contemplar desde la distancia, imponentes yunques situados sobre el sur de la Comunidad de Madrid...
La atención estaba siendo captada, de nuevo, por el núcleo del noroeste albaceteño, camino de la provincia de Cuenca, cuyo desarrollo progresivo lo convertiría en un auténtico coloso convectivo "fuera de control"; al fabuloso yunque me remito...
En lontananza, para no ser menos en esta espectacular tarde, se erigían aristocráticos, estos compactos cumulonimbos sobre la cuenca alta del Segura, entre Albacete y Murcia.
Sin perder de vista al "bicho" del noroeste albaceteño, ahora ya conquense, no solo no se viene abajo, desafiante, osa magnificar sus dimensiones, no hay duda, se intensifica. Sencillamente "brutal"...
Entrando de lleno el crepúsculo, se manifiesta un festival de luces, el yunque del engendro es iluminado fuertemente por su electricidad interna. La octava maravilla del mundo...
En este momento precisamente, es cuando alcanza las máximas reflectividades, entre 54 y 60 decibelios (conformando unos ecos perfectamente perfilados), según el mapa de radar de acceso público del INM, a las nueve menos diez de la noche. En algún punto del sur de Cuenca, el cielo debe estar cayéndose...
Sigue activa la tormenta hasta bien entradas las nueve, con imágenes bellísimas, iluminándose esplendorosamente las torres convectivas, poniendo fín a una jornada paradisíaca en el planeta ¿Tierra?...
Sin embargo, el fascinante y glorioso espectáculo de las tormentas no se detendrá aquí, seguirá seduciendo a quién esté dispuesto a sintonizarse con ellas; tormentas del ahora, del antes y después, momentos irrepetibles pidiendo a gritos que alguien los goce e inmortalice.
De momento es todo, pero regresaré. Saludus
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