Miércoles por la mañana. Viendo la presencia de una cuantiosa nubosidad decido subir a la muralla de Sagunto para ver qué se acerca cuando, de repente, el corazón me da un vuelco. Saco rápidamente la cámara y...

"¡No puede ser!", pienso, así que echo mano del zoom.


La verdad, viendo las fotos tiene pinta de ser un tornado, pero no había signos de rotación, ni polvo aspirado, ni siquiera movimiento en el propio presunto embudo, sólo hay que ver cómo en las fotos está todo igual. Falsa alarma (siento la decepción

)
Con el corazón aún en un puño pero más relajado, me tomo mi tiempo para observar el horizonte y, hacia el Norte, cerca de Almenara, veo cómo una masa nubosa engulle la zona más alta de las montañas.



¡Uy! ¡Hora de comer! Recojo mis bártulos, cuya acción consiste en meterme la cámara en el bolsillo, y para casa contento de haber cazado un no-tornado. Aunque el destino aún me reservaba una caza inesperada y sorprendente... ¡La caza del trébol de cuatro hojas! Pero, oh amigo Glaucón, cuan funesta es la hambruna. Demasiados tréboles para tan poco tiempo, así que decido hacer unas cuantas fotos rápidas para buscar a Wally tranquilamente en casa.




Y después de tantos desvaríos, sólo me queda desearos a todos, como siempre, salud y buenas cazas.