El aire frío y seco de las advecciones polares o árticas de cara al invierno, transforma la nitidez de la atmósfera, volviendo límpido y diáfano en extremo al aire. Los ortos y ocasos del sol meseteños ofrecen uno de los mas bellos espectáculos en todo el año, especialmente en presencia de nubes, envueltos en los mas encendidos colores. Un ejemplo, ocaso del 27 de noviembre; telón de fondo: Montes de Toledo orientales:
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Entre las diversas formas y texturas nubosas, incluso algunas osaron transformarse atenuadamente en
Stratocumulus lenticularis.
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Para despedir, las estelas de condensación de los aviones, se sentían atraidas al abigarrado panorama celeste...
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