Al rojo vivo se pusieron las nubes durante la puesta del día 6 de mayo. Brasas incandescentes parecía que se desprenderían de un momento a otro desde la bóveda celeste para prender sobre la llanura manchega en Campo de Criptana.
El combustible lo tenemos aquí, de lo mas explosivo... mezcolanza de cirros y altoestratos al caer la tarde...

¡Que peligro! menos mal que estaba a cubierto, pobres farolas... ¿Terminarían ardiendo finalmente?

Pero afortunadamente (o desafortunadamente) la sangre no llegó al río, con el transcurso de los minutos la flama se fué extinguiendo léntamente hasta desaparecer devorada por las tinieblas de la nocturnidad...
Breve... pero intenso, sin duda...

Saludus.