Una luna preciosa, ese día se ponía el sol y salía la luna, llena, grande y majestuosa, como las de agosto, y el amanecer igual, se ponía la luna y salía el sol, ambos majestuosos,
un día que recordaré siempre, no solo por esas maravillas, y el simbolismo que conllevan, el ciclo de la vida representado en el cielo, sino porque coincidió con el fallecimiento de mi padre.