
... BAJO LAS AGUAS. Así acabó el casco urbano de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) el pasado 4 de mayo por la tarde tras la razzia de una implacable tormenta que puso un nudo en la garganta a mas de uno y una... El total acumulado arrojó una cifra entre 40 y 50 mm. según la Estación de Viticultura y datos de particulares, caídos en unas dos horas, aunque estuvieron concentradas en apenas cuarenta minutos la inmensa mayoría de las precipitaciones. Aparentemente no hubo daños personales relevantes, por fortuna.
Los síntomas de inestabilidad previos eran muy acusados y el bochorno in crescendo, unos condimentos inmejorables para un movido desenlace, como así ocurrió.
Casualmente uno se encontraba por allá portando el armamento fotográfico y hacia el mediodía comprobaba como el engorde de los cumulus congestus indicaba una clara tendencia hacia una tarde interesante. Inmaculadas cúpulas competían en espectacularidad con sombrías bases cada vez mas amenazantes. Y absolutamente todo el enjambre nuboso permanecía invariablemente estático. Precisamente tocando lo propio de esas horas, la comida, a fuego lento se estaba cocinando un sabrosísimo plato de “coliflores al vapor”... listo para degustar...


Las primeras cortinas serias de precipitación se empezaban a descolgar por las proximidades. En la misma vertical se había formado e igualmente todo indicaba que también descargaría ¡Ya estaba dando el último hervor!

Apresuradamente ante el cariz de los acontecimientos, tomé la decisión de caminar desde el puesto vigía hacia un refugio antiaéreo seguro. Levantando la cabeza no podía dejar de asombrarme ante las bases cada vez mas espeluznantes en las que jirones de nubes giraban en distintos sentidos ante una calma de viento escandalosamente sospechosa.

De hecho, rápidamente golpearon con fuerza gotas “de las gordas”, aún con relativa mansedumbre, estos debían ser los entremeses...

Encontrábame a mitad de trayecto, en el momento que por mis oídos ingresaba un notable rumor como de golpeteo, no me dio tiempo siquiera alzar la vista del acerado cuando de forma absolutamente repentina, como pasar de la noche al día, el disperso salpicamiento de vigorosas gotas se convirtió en un indiscriminado ametrallamiento a discreción ¡Increíble, de cero a cien... en un segundo! Aturdido y literalmente duchado en pocos segundos, no me queda otra opción que una maniobra de emergencia refugiándome en el primer cobijo que ví medianamente aceptable, así que corriendo me puse debajo del voladizo de una portada.
Pero a todas luces resultaba insuficiente, pasando los minutos bajo una descarga torrencial, uno no podía evitar empaparse a pesar de una débil protección, además debía proteger el equipo fotográfico interponiéndolo por detrás entre el portón y yó mismo, sacrificando mi cuerpo. A duras penas pude dirigir el objetivo y captar instantes como este, en medio de las mangueras que “enchufaban” desde el cielo, cayendo además del tejado auténticas cascadas de agua... La tensión se acrecentaba en cada descarga eléctrica, alguna de las cuales rugía con especial fiereza, aunque no se prodigó excesivamente.

Durante un breve momento que disminuyó la virulencia, me arriesgué a buscar un cobijo que diera mejor protección, aunque ya creo que era demasiado tarde para mí... Y lo encontré debajo de un toldo, así que desde allí pude capear el temporal de mejor forma, mientras veía como se llenaban las calles de agua. En total lo mas granado cayó en 40 minutos, entre las cuatro y las cinco menos veinte aproximadamente. Llegado a esta hora, el chubasco disminuyó de intensidad enormemente y pude seguir con mi expedición; no tardé mucho en comprobar uno de sus efectos inundatorios adversos... Esta foto refleja la intersección de las calles Canalejas y San Francisco:

Pero continúo rápidamente y me topo con la Plaza del Arenal, todo un poema.


El tráfico se acumula, el nerviosismo campa a sus anchas, la confusión... Dos palabra ¡EL CAOS!




A los pocos minutos aparición de Protección Civil, un alivio para los sufridos conductores...


Y sigo; calle de Los Ángeles, aquí dado su cierto desagüe, las corrientes de agua cuando llegué ya no existían, pero daban fé de la “riada” sufrida el que muchas personas se afanaban por sacar agua de sus casas y comercios, a la vez que por todos los medios desatascaban los sumideros a los cuales habían quitado sus cubiertas para facilitar la absorción del agua. El olor que impregnaba todo el ambiente callejero era de auténtica alcantarilla; de hecho hablando supe que algunos domicilios escupieron por los servicios aguas fecales con todo su contenido, ante la imposibilidad de evacuar tal avalancha líquida (No comment)


Y sigo; calle Juan Carlos I, adyacente al Parque de Bomberos y Emergencias 112.

Y sigo; finalmente en la Avenida de la Constitución y entorno próximo. Muchas veces sale a relucir la expresión en términos meteorológicos “... que preparen las zodiac...” ¡Nunca mejor dicho!, ver para creer, pues sí... en este punto suele haber una rotonda...:



¿Un carguero remontando el Mississippi?

¿Los Everglades de Florida?

¿Venecia?

¡Vehículo anfibio en acción!...

... con su correspondiente oleaje tras de sí.

Bomberos que no daban abasto, idas y venidas constantes...

Los servicios municipales tomando posiciones, no había tiempo que perder. Hasta las posaderas de agua ¡Aquí hay curro!






Después de tan abrumador espectáculo, y con tiempo limitado, me encamino rapidísimamente hacia un lugar despejado para contemplar y seguir la evolución de los sistemas nubosos, y aún me topo con nuevas áreas inundadas, como el parque Alces, donde los patos que habitualmente se encuentran en un canal de agua artificial decidieron ante las circunstancias, que ahora su ecosistema ideal había cambiado...

Esta visión ofrecía la zona de los concesionarios de vehículos, aunque mas bien se podían dedicar a vender las socorridas zodiac y otras embarcaciones...

Desde la periferia, seguía un cielo amenazante. Pero finalmente no se desplomó de nuevo el cielo...

Un hecho a destacar de este episodio, desde mi punto de vista, es que aparte de las condiciones que se dieron en el perfil atmosférico para generar inestabilidad, creo que pudo jugar un papel determinante la convergencia de vientos en superficie que a esas horas se daba, como indicio la calma casi total y la nubosidad estática. Este mapa del modelo BOLAM (ARPAL) de ese día previsto en el momento de generación de la tormenta muestra claramente que sobre esta zona (flecha roja) convergían vientos a escala sinóptica de levante y de poniente. Esta situación se mantuvo casi todo el día, al menos hasta bien entrada la tarde, persistencia que indudablemente debió redundar en potenciar la convección.

Una parte de la prensa escrita regional se hizo eco de lo acontecido aquella tarde, como el diario La Tribuna, que al día siguiente presentó la noticia en portada y foto dedicada:


O el periódico El Día, también el 5 de mayo:

Durante estos momentos tan angustiosos, se cernía inevitablemente el fantasma de “la madre de todas las tormentas” ocurridas en la localidad de su historia reciente, la catastrófica tormenta del 30 de septiembre de 1988 por la noche, que tras descargar 156 mm. en el casco urbano y hasta 205 mm. medidos en otra parte de su término municipal, dejó la población asolada, incomunicada, sin servicios y a oscuras , con espesores acumulados de pedrisco incluso mas grandes que mandarinas de hasta medio metro (imaginarse lo del pasado día 4 multiplicado por tres o por cuatro mas los efectos del granizo de gran calibre). Mobiliario urbano, vehículos, tejados, viviendas, etc... destrozados. Aparato eléctrico contínuo, con picos de varios rayos por segundo. La magnitud de lo sucedido hizo que al siguiente día, 1 de octubre, fuera primera noticia abriendo el telediario del mediodía de la TVE de aquellos tiempos. Destacar por el lado positivo, que afortunadamente no hubo víctimas mortales.
Transcurridos 17 años, todavía hoy se pueden observar pequeñas muestras, que a modo de recuerdo imborrable, perpetúan en la memoria tal efeméride, entre las mas visibles las perforaciones de gran tamaño del granizo en persianas de viviendas cerradas o de uso esporádico, como atestiguan las fotos hechas estos últimos días:


A modo de curiosidad, otro botón de muestra que ilustra las tormentas desproporcionadas que a veces asolan la comarca, puede materializarse en la lectura de este artículo de Isidoro Villalobos Racionero referente a otra catastrófica tormenta en Consuegra (localidad toledana cercana) también ocurrida en septiembre, el 11-9-1891, que casi borró del mapa esta población llevándose por delante en torno a un millar de fallecidos. Sin desperdicio:
http://biblioteca2.uclm.es/biblioteca/ceclm/ARTREVISTAS/cem/CEM221Villalobos.pdfSaludus.