Eventos ciclónicos desnudan vulnerabilidad de línea costera
Por no tener una capacidad de evacuación, Venezuela se convierte en un país endeble a huracanes y tormentas eléctricas. Lo sabe el sector público, pues así lo admitió el director nacional de Protección Civil, Antonio Rivero, quien instó a las autoridades a instruir a las instituciones para que internalicen esta amenaza y trabajen en la mitigación de riesgoCUMANÁ.- El 2005 fue el de mayor actividad ciclónica en la última década. Natividad Gutiérrez, de 69 años, no tiene nada que ver el reporte del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, en Miami, para saberlo. Vivir en Cumaná frente al Golfo de Cariaco, desde hace 33 años, le permite ser una especialista natural en el tema.
Lo que ocurrió ese año rompió incluso con los pronósticos. En total fueron 28 tormentas y 15 huracanes, incluyendo el Katrina que en agosto desoló a New Orleáns, al suroeste de los Estados Unidos. Se esperaba la formación de 11 ciclones de los cuales cinco serían tormentas tropicales, tres serían huracanes moderados y otros tres, huracanes intensos.
El 17 de noviembre de 1999, Natividad fue testigo de la tormenta tropical Lenny. Mueve sus manos y simula la altura de las olas, señala hacia la pared, unos 50 centímetros del piso del frente de la casa para indicar el nivel que alcanzó el agua y luego voltea su cabeza hacia la nave que encalló en la orilla a unos 50 metros de su vivienda.
Su casa no sufrió daños, a diferencia de las 20 que continúan casi dentro del mar a pesar de que sus ocupantes fueron reubicados en una urbanización al este de Cumaná.
"Lo habían dicho en la televisión pero sabíamos que venía una tormenta porque había nubosidad, lluvias y un mar muy activo. Nadie salió a pescar. Así, no se podía. Si hubo daños. Algunas casas se afectaron, botes peñeros se dañaron, y esa nave que estaba fondeada en la bahía se vino hasta la ribera y ahí quedó desde hace siete años", relata Gutiérrez.
A tres días de la tormenta, Natividad salió a pescar. Hacerlo antes de ese lapso no era lo más indicado, "porque el mar quedó revuelto".
Los efectos de la tormenta Bret, en agosto de 1993, y del huracán Iván, en septiembre de 2004, también son recordados por Natividad y lo hacen reflexionar. Se reclina en la silla bajo el fresco uvero y recuerda que es necesaria la construcción de muros de contención, la reubicación de casas y, sobre todo, educar a la gente.
No se puede evacuarSu apreciación coincide con la del director nacional de Protección Civil y Administración de Desastres (Pcad), Antonio Rivero, cuando reconoce que Venezuela es un país muy vulnerable a los eventos ciclónicos al no tener capacidad de evacuación.
Bret dejó al menos 300 muertos. Iván sorprendió a todos. Entró por el este de Sucre y se fue a 100 kilómetros el norte. Se mantuvo en el mar alimentándose y generando vientos de 100 kilómetros por hora.
-¿Qué estructura soportaría tal velocidad?-Ninguna. Ni los sistemas eléctricos, ni hidrológicos, ni de comunicación, ni las viviendas. Todo se vería afectado. Iván se mantuvo promedio y se paseó hasta la Guajira venezolana. Hubo siete muertos y el último de Venezuela fue ahí. Pero cuánto no dejó de destrucción a pesar de haberse alejado de nuestro territorio. Un huracán como Iván, en Venezuela más que cualquier país del Caribe, sería lo más catastrófico que pudiera suceder. Incluso más que la tragedia de Vargas en 1999.
En 2006 hubo alrededor de 50 ondas y efectos en todo el país. Se registraron algunas depresiones muy bajas con relación a años anteriores, y también tormentas tropicales.
Según los registros, sólo un huracán, denominado La Gran Tormenta, ha atravesado el estado Sucre. Fue en 1933 y entró por el Golfo de Paria. Causó gran destrucción. Estuvo en la categoría o grado 2 (ver cuadro). El más reciente fue Iván que en la madrugada del 7 de septiembre de 2004 ascendió alejándose del país.
Para eventos como éste el venezolano no está capacitado y PC trata de enfrentar tal debilidad con preparación institucional desde el año 2005.
"Lamentablemente es difícil. Igual ocurre en la parte vial. Tenemos muchos desarrollos costeros. Ahí vive casi el 70% de la población venezolana", dijo Rivero. Si se toma en cuenta que el Censo del 2001 contabilizó a 23.054.210 habitantes, en la línea de costa se estiman hay 16.137.947 personas.
Se pueden tomar previsiones y desde el sector público lo primero es que las autoridades internalicen e instruyan a las instituciones para que valoricen ese factor de amenaza y trabajen en la mitigación de los riesgos.
"Significa que los sistemas eléctricos que se construyan deben poder soportar vientos superiores a los 100 kilómetros por hora; que las estaciones de acueductos y represas deben tener capacidad de alivio inmediato, porque las lluvias pueden ser intensas; que los árboles deben ser bien plantados y podados; que los edificios, puertos, aeropuertos deben poder soportar fuertes vientos y precipitaciones".
Incertidumbre climáticaCon lo ocurrido en el 2005 se preveía que la actividad en el 2006 sería intensa, "pero hubo un comportamiento atípico. Se fueron por el Atlántico Norte. En el 2007 no sabemos qué pasará", dijo Rivero, quien no puede hacer pronósticos porque los efectos de El Niño y La Niña son impredecibles.
Rivero cree que esta incertidumbre se ve alimentada por las consecuencias del calentamiento global. "No sabemos qué ciclo estamos viviendo. Lo importante es que internalicemos esos fenómenos como una realidad, no como un gran pánico ni alarma".
"Pero falta mucha educación. No estamos preparados para una contingencia y las autoridades no ponen freno a tanta anarquía. La gente construye donde se le ocurra", insiste apresurado Natividad. Él ya ha aprendido la lección.
Baja temperatura favorece a VenezuelaLas islas o penínsulas no son barreras naturales de un evento ciclónico, pero sí de un oleaje hostil propio de tormentas tropicales y huracanes; o de maremotos o tsunamis, como los que han sufrido los habitantes del continente asiático.
"La protección es relativa debido a que tenemos una plataforma continental ancha y la topografía costera es suficientemente irregular", explicó Rubén Aparicio, docente universitario de la Universidad de Oriente (UDO), investigador y uno de los cinco oceanógrafos que hay en el país, adscrito al Instituto Oceanográfico de Venezuela que funciona en la sede udista de Cumaná.
El experto también tiene un estudio que indica que las costas venezolanas y sus asentamientos son muy vulnerables a eventos ciclónicos.
Explicó el experto que un ciclón genera una marejada agresiva cuando cruza la interfase del mar a tierra, que el caso del Katrina, en los Estados Unidos, en agosto del 2005, alcanzó hasta ocho metros de altura.
"Hay edificaciones de poca fortaleza en la línea de playa. Y si hablamos del impacto ambiental, sólo hay que imaginar todo el desbarajuste que provoca en la costa", manifestó Aparicio.
Recuperar ecologíaKatrina afectó fuertemente a Nueva Orleans y su paso ha permitido examinar la posibilidad de recuperación de elementos ecológicos de gran valor escénico y biológico.
Aparicio indicó que los principales efectos negativos son inducidos por las lluvias inmediatas y la marejada que suele ser destructiva dependiendo del grado de fortaleza que tenga la infraestructura sujeta al impacto.
-¿Influye la temperatura que hay en el ambiente?-Aceptando que la temperatura superficial del mar actúa, en el caso de que cada vez sea más cálido, como un combustible para el desarrollo del evento ciclónico, nosotros aquí en la costa nororiental afortunadamente presentamos las temperaturas superficiales relativamente más bajas que en el resto del Mar Caribe. Si en febrero-marzo en el Caribe está en 25 ó 26 grados, acá están en promedio de 20 a 21 grados centígrados.
Dijo Aparicio que entre septiembre y octubre en el Caribe y las costas de México están en 32 ó 33 grados, mientras que en la costa nororiental de Venezuela podría andar en 26 ó 27 grados.
"Esa diferencia de temperatura nos favorece porque un evento que le toque transitar en las cercanías de Venezuela no se va a fortalecer, todo lo contrario tendería a disiparse, pero podría traer una consecuencia negativa es que va arrojar todo su contenido lluvioso en la región. Pero obviamente debido a la rotación de la tierra también estamos favorecidos para que se oriente el evento hacia el caribe occidental".
También se debe tomar en cuenta el fenómeno del calentamiento global.-Hubo gran actividad en el 2005. ¿Está vinculada al calentamiento global?
-La polémica actual está en que muchos investigadores están de acuerdo en apoyar la idea de que el exceso de anhídrido carbónico (CO2) en la atmósfera, proveniente básicamente de la combustión de hidrocarburos fósiles y de la contribución que hace la deforestación, lo provoca.
Sólo en el Atlántico y Pacífico Tropical, los meses de agosto y septiembre son más calientes, y ahora hay zonas que son más calientes más temprano en el año.
“En 2004 tuvimos un huracán en abril y es atípico, es decir que la actividad ciclónica está ocurriendo más temprano... sin duda hay que pensar. Cada año el número de huracanes supera a las tormentas. En 2005 tuvimos cuatro eventos, todo hace pensar que el calentamiento está favoreciendo (...) Se está documentando desde 1995 y no hay señales que de sí es un ciclo, pero la gente que defiende la tesis de ciclos naturales asume que son ciclos".
http://www.eltiempo.com.ve/noticias/default.asp?id=107709