El río Guadalhorce multiplicó doce veces su caudal el día de la riadaPRINCIPALES MAGNITUDES HIDROLÓGICAS
1.200 metros cúbicos de agua por segundo llegó a arrastrar el río Gudalhorce el día de la riada, doce veces más de lo normal.
232 litros por metro cuadrado de precipitación se produjeron en un periodo de dos horas y 20 minutos en Sierra Chimenea.
20 hectómetros cúbicos ganó el embalse del Guadalhorce.
a gota fría del viernes, 28 de septiembre, y sus consecuencias en la provincia ofrecen elementos suficientes como para una buena tesis doctoral sobre Hidrología. Los datos recabados hasta ahora por la Delegación de Medio Ambiente de la Junta, los ayuntamientos afectados, la Universidad de Málaga y la Agencia Estatal de Meteorología dibujan un escenario de magnitudes tan gigantescas como catastróficos fueron sus efectos, con lluvias torrenciales que elevaron el caudal del Guadalhorce hasta niveles históricos, y que no es probable que se repitan en siglos.
Aquella madrugada se registraron 232 litros por metro cuadrado en dos horas y 20 minutos en Sierra Chimenea, en el entorno del Torcal, según los datos de la Junta; mientras que el Ayuntamiento de Antequera contabilizó hasta 320 litros en la zona de Las Lagunillas. Se alcanzaron los 200 litros en la serranía que rodea a los núcleos de Villanueva del Rosario y del Trabuco; y en otros 24 puntos estuvo entre 50 y 100 litros, en intervalos de solo dos horas, en cifras de Aemet.
Con estos mimbres, la consecuencia fue la previsible: los tres aforadores de los que dispone Cuenca Mediterránea en el río Guadalhorce, aguas abajo de la presa (en el azud de Aljaima, en el entorno de Casasola y en Cártama) alcanzaron un volumen de agua de 1.200 metros cúbicos por segundo y cinco metros de altura, según explica el delegado de Medio Ambiente, Javier Carnero. Puesto que el día anterior estaba por debajo de los 100 metros cúbicos, la tromba supuso multiplicar por doce su carga. El responsable puntualiza que el cauce entre Cártama y la capital tiene capacidad para desaguar hasta 3.000 metros cúbicos por segundo al mar.
El cóctel del desastre
Ello supuso una rápida recarga de los embalses y acuíferos, que es el único beneficio entre tanta desdicha. Carnero explica que la lluvia directa sobre el embalse del Guadalhorce y sus laderas le hicieron ganar ocho hectómetros cúbicos en pocas horas; mientras que las escorrentías supusieron otros 12 hectómetros más. Actualmente, las reservas de la provincia, muy mermadas durante el verano, están al 65% de su capacidad, una situación envidiable en el conjunto del país.
José Damián Ruiz Sinoga, profesor de Geografía de la UMA, ha estudiado el periodo de retorno del fenómeno, esto es, la probabilidad estadística de que se produzca una situación como esta, que sería de 465 años. «Es un dato indicativo de la magnitud de la tromba», advierte. Este experto comenta que la máxima capacidad de infiltración del suelo está entre 10 y 15 litros por día, mientras que la precipitación media alcanzó y superó en varios puntos hasta los 200 litros.
«A eso le unimos que ha caído en una zona próxima al litoral, con una fuerte pendiente, por lo que el agua generó mucha energía, al circular en forma de escorrentía por la pendiente y convertirse en caudal», añade. Puesto que no hay zonas forestales, sino suelo desnudo, se erosionó rápidamente y el líquido se fue mezclando con tierra y piedras, que conforme avanzaba era cada vez más sólido, con más carga en suspensión o rodante. «Eso se lleva por delante todo lo que pilla. No hay solución, lo único que se podía hacer era rezar», sentencia. El cóctel del desastre se completó, según el experto, con cauces que no estaban limpios y con una ordenación del territorio «caótica».
Los municipios afectados también han hecho sus propios cálculos sobre lo ocurrido en sus ríos y arroyos. El estudio más completo lo ha elaborado el Ayuntamiento de Archidona. Desde el área de Urbanismo describen la situación que se vivió en el río Guadalhorce, cuyo cauce a su paso por la localidad tiene una anchura media de 30 metros, y que aquel día se multiplicó hasta los 600, formando una laguna. Mientras, el arroyo Marín, afluente del primero, pasó de 15 a 100 metros.
Puentes desbordados
El primer teniente de alcalde, Francisco Jiménez, ilustra lo ocurrido con una mirada a los puentes. La corriente pasó claramente por encima del de Cortijo Rincón, sobre el Guadalhorce, de cinco metros de altura; y lo mismo ocurrió en el de las Casillas, sobre el arroyo Marín. «Las personas mayores de Huerta del Río nunca habían visto esa magnitud y comentaban que cuando vieran pasar el agua por encima del puente sería el diluvio universal», asegura.
En Villanueva del Rosario, las escorrentías entraron desde múltiples flancos, procedentes de la sierra, según explica el alcalde, José Antonio González, y con la fuerza de la pendiente golpeó con tal violencia las calles del municipio que formó barrancos donde antes había calles. Además, dejó nueve puentes inutilizados o directamente arrancados de cuajo en el arroyo La Canaleja. Por su parte, el cauce del Bajo Urán ganó cuatro metros de profundidad y dos de anchura.
Por su parte, en Villanueva del Trabuco confluyen el arroyo Chavo con el río Guadalhorce. La magnitud de la riada hizo que ambos se desbordaran hasta alcanzar a un 40% del municipio, con un metro y medio de altura y 2.000 personas afectadas, tal y como indicó el alcalde, Antonio Vegas. A su vez, el puente de la Virgen, que mide cuatro metros, quedó totalmente sumergido bajo la corriente; y lo mismo ocurrió con los otros dos pasos elevados: el de la Ventilla y el de San Antonio.