A pesar de que se han sucedido varios episodios inestables en este comienzo de mes, lo cierto es que el mes de septiembre ha comenzado sin novedades en lo que a meteorología se refiere. Dichos episodios inestables han sido estimulados por pequeñas ondulaciones del chorro polar hacia el nordeste peninsular. Estas ondulaciones suponen un gradiente térmico vertical más acusado que, junto con otros actores secundarios a niveles bajos, han generado tormentas de cierta consideración. Para empezar, echemos un vistazo al análisis del centro europeo de hoy a las 12UTC.
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Quizás, llama la atención el hecho de que el anticiclón de las Azores ocupa una posición más al oeste de lo habitual, hecho que supone que la península ibérica se halle en un pantano barométrico, con algunas pequeñas bajas en superficie fruto del calor acumulado durante el día. Justo al oeste de la península escandinava encontramos una borrasca que va a generar una vaguada, y precisamente será esta vaguada la que generará un ansiado cambio de tiempo, previsto a partir de mañana, este sí más contundente que los anteriores. Para entender el porqué de esta vaguada, solo hace falta ver este mapa a 300 hPa.
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Un poderoso chorro apuntando directo al norte peninsular posibilita el descenso de la vaguada a nuestras latitudes. Con la posición que va a adoptar la vaguada, cabe esperar que la inestabilidad se va a encontrar en la mitad este peninsular, puesto que aquí se hallará la parte delantera de esa vaguada. Tendremos así precipitaciones en la costa norte y zonas del cuadrante nordeste peninsular que, en algunos casos, pueden adquirir cierta intensidad. Ni qué decir tiene que tendremos, por fin, temperaturas propias de la fecha. En el resto del país habrá que conformarse con el bajón de temperaturas y el role de vientos a componentes norte y oeste. El paso de la vaguada será rápido y ya vemos como dentro de un par de días se estrangulará formando una DANA sobre Córcega y Cerdeña. Mientras tanto, en la Península tendremos advección de espesores mayores, que se traduce en el regreso del tiempo estable.
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No obstante, los actores sinópticos mueven piezas y se configura una vistosa situación en omega.
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A partir de aquí es difícil precisar qué puede ocurrir. Lo cierto es que no es descabellado, desde mi punto de vista, que pudiera iniciarse una retrogresión con aire frío llegando desde el este. O bien puede que la inestabilidad vuelva a visitar al Mediterráneo oriental. Está claro que todo esto dependerá de los máximos de viento, muy difíciles de modelizar. Con el transcurso del mes, la iso +20 debería ir reculando y haciéndose más anecdótica, aunque septiembre nos puede recordar que quedan 23 días de verano astronómico, véase septiembre del año pasado. Por el momento, a disfrutar del alivio térmico y de las tormentas los que puedan, con la debida precaución.