Desde luego que somos muchos los aficionados que estamos siguiendo muy de cerca las salidas de los modelos. Cuesta creer que, tras unos meses de octubre y noviembre muy secos, especialmente en el sur, se vislumbra un cambio de situación importante. El comportamiento predictivo de los modelos numéricos ha sido muy bueno en cuanto al establecimiento de las altas presiones en Europa. El análisis del modelo del centro europeo para hoy a las 00 UTC es el siguiente:
Se muestra el campo de vientos y altura geopotencial a 300 hPa. Se puede comprobar la forma en "omega" que describe la corriente en chorro. El anticiclón en Reino Unido es alimentado por una dorsal ciertamente erosionada por una pequeña depresión cuyo centro se sitúa justo al oeste de Lisboa. Esta depresión, que no tiene demasiado reflejo en altura, y menos aun en superficie, está propiciando algunos chubascos en el entorno del Estrecho gracias al flujo de levante. Por otro lado, se observa en el Atlántico una importante vaguada, así como una corriente en chorro intensa que sale de la costa este de EEUU. A 36 horas vista:
La curvatura de las isohipsas es anticiclónica hacia el sureste peninsular, contrastando con la curvatura ciclónica hacia el norte. La dorsal que alimenta al anticiclón británico es empujada hacia latitudes más altas, obligando a que el chorro que salía del este de EEUU se adentre en el Atlántico en latitudes más meridionales de lo habitual. Para el día 21 a las 00 UTC, el campo de altura geopotencial a 500 hPa y temperatura a 850 hPa es el siguiente:
La dorsal aparece ya mucho más estrechada y con cierta tendencia a aislar una burbuja cálida cerca de Groenlandia. Ello obliga al aire muy frío y seco que habitualmente se encuentra ahí a trasladarse a latitudes más bajas, concretamente hacia Rusia, donde las temperaturas a 850 hPa pueden presentar anomalías negativas significativas. Asimismo, al oeste peninsular se encuentra una baja cuya evolución tenemos que seguir muy de cerca. Y es aquí cuando la incertidumbre empieza a "inundar" el pronóstico. Por ejemplo, a 96 horas vista:
Vemos que tenemos el eje de una vaguada en el oeste peninsular, lo cual fomentaría precipitaciones en zonas muy necesitadas. Sin embargo, pueden verse esos tonos rosados que indican la dispersión entre los miembros del EPS. Y es que la situación es muy compleja. Primero, los modelos están teniendo muchas dificultades a la hora de predecir la posición y robustez del anticiclón que se aislaría en el entorno de Groenlandia. Resultado de ello, no se sabe bien qué disposición exacta tomaría la corriente en chorro en el Atlántico (lo cual es muy importante para nosotros, pues determina la trayectoria que seguirían las borrascas) ni se ha resuelto del todo la forma de la vaguada que afectaría a los países del este europeo. Y por si fuera poco, hay una pequeña onda al oeste de Noruega cuya evolución y timing son bastante inciertos (de hecho se puede apreciar un tono morado más oscuro en esa zona). Y ya a 120 horas:
Vemos una zonalización de la corriente en chorro en el Atlántico, aunque la incertidumbre es elevada, y eso determinará si las borrascas podrán afectarnos de lleno o pasarán demasiado al norte. Con esto, la media del EPS de precipitación acumulada de aquí al día 23 a las 00 UTC es la siguiente:
Las precipitaciones afectarían al oeste peninsular, asociadas a la vaguada previamente mencionada, con acumulados más que decentes (viendo de dónde venimos) en puntos de Andalucía y Extremadura. Pero insisto, existe disparidad entre los miembros del EPS y, sobre todo, existe disparidad con otros modelos como GFS o UKMO. Me gusta también leer foros de seguimiento de los británicos y ellos están siguiendo esta evolución también muy expectantes, pues traería temperaturas muy frías a su zona si los vientos son del este. Ellos usan un término un poco gracioso, que llaman
Fantasy Island, para referirse al momento a partir del cual no te deberías fiar de las salidas de los modelos. Desde mi punto de vista, este punto se situa tan cercano como a 96 horas vista. De hecho, los modelos no tienen claro cómo nos afectará la vaguada del 21-22, y hasta que eso no se resuelva, vete a saber si lo de después se va a cumplir o no. Por eso, aunque es muy tentador, de la circulación zonal baja de después no me fío hasta que aparezca en plazos más razonables y haya bastante acuerdo entre los modelos, cosa que de momento no veo. Las preguntas que han de resolverse ahora son: ¿cómo evolucionará la dorsal que alimenta al anticiclón en Reino Unido? ¿Qué forma tomará el anticiclón de bloqueo y su burbuja cálida? ¿Qué disposición tomará el chorro en el Atlántico y hasta qué punto logrará bajar de latitud? ¿Cómo se comportará la onda corta al oeste de Noruega? Veremos cómo se van resolviendo estas cuestiones y ya evaluaremos lo que pueda venir después. Ojalá se cumplan esas salidas deterministas que meten acumulados de 100 mm en zonas muy necesitadas, pero las experiencias anteriores nos dicen que debemos ir paso a paso.