Una relfexión al hilo de los avisos de AEMET.
Hoy (creo) teníamos un aviso amarillo por mínimas de -4ºC en varias zonas de interior. Me pregunto porque no se establecía un aviso por mínimas altas estos días atrás. Si el criterio es un percentil, con más razón. Ahora si el criterio es por riesgo a la población, me temo que sobra avisar por -4ºC, una situación que se da en numerosas ocasiones desde el otoño hasta la primavera, y que no pilla a nadie de improviso.
Es por ello, que creo que estos avisos "light" por temperatuas "bajas" desprestigian los verdaderos riesgos que suponen avisos amarillos o naranja por viento y que suponen un riesgo real para la población (como hemos visto con Ana en ciertas zonas) y un riesgo infinitamente mayor al de los avisos por una noche cualquiera de inversión térmica. ¿No deberíamos reservar los avisos para situaciones verdaderamente excepcionales o que por tan poco probables pueden pillar a la gente por sorpresa? Por ejemplo, igual que para los vientos los umbrales son adecuados, establecer avisos amarillos cuando se baja de -15ºC en el interior de la península, que no pasa cada día y además puede suponer un riesgo verdadero en algunos casos.
Creo que a veces los avisos entorpecen más que ayudan, ya que por reiterados la gente pasa de ellos y no sabe valorarlos cuando la situación sea realmente peligrosa. Aquello del cuento del lobo ...