Partimos de Arcos de Jalón alrededor de las 14 horas, con cielos cubiertos por nubosidad extraña, una mezcla de altocúmulos y altoestratos con mamas, mezclados con una ingente cantidad de polvo sahariano en suspensión. Caen algunas gotillas, que son todo barro encima de mi coche. Se aprecian lo que son o bien virgas o bien cortinas, hacia el oeste.
Después de un rato, llegamos a una zona próxima a Alcolea del Pinar, nos cae el primer chubasco serio. Las primeras gotas son auténtico barro. El termómetro no para de subir desde los 30ºC en Arcos. A la llegada a Madrid, el termómetro ya iba por 37ºC. Una vez alcanzada la M-45, nos alcanza una segunda tormenta, es la más importante. La lluvia se convierte en un auténtico diluvio. Tememos porque nos cayera granizo. Increíbles rachas de viento del N, procedentes de la tormenta. Se trata de un downburst en toda regla, con los cielos en una mezcla de naranja, ocre y gris muy oscuro de la base de la tormenta. Es necesario reducir la velocidad porque el coche, al ser viento lateral, da unos bandazos tremendos. A parte, no se ve nada con la lluvia. La temperatura cae desde esos 37ºC a los 24ºC

Curiosamente, cesa la lluvia, abandonamos el chubasco, y aún no habíamos alcanzado la A4, que el termómetro vuelve a dispararse con rapidez. Así, es alcanzar la provincia de Toledo, antes de llegar a la salida de Ontígola, que el termómetro se va a los 40ºC, tal como se ve en la foto arriba... Y así siguió, entre 39 y 41ºC hasta llegar a la provincia de Jaén, en donde, curiosamente, a pesar de la alerta roja, el termómetro baja a 37 y 36ºC, cuando eran alrededor de las 19:30 horas...
Más notas curiosas, cuando el valor sube de nuevo al llegar a Granada, hasta 37 y 38ºC. Una vez abandonando la capital, el termómetro ya fue bajando, hasta los 25ºC que había en Salobreña a la puesta de sol
