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E. PÉREZ BERIAIN. Calanda | Las fuertes rachas de viento que se registraron el lunes por la tarde en Calanda provocaron importantes pérdidas materiales en varias naves del polígono industrial, una zona que resultó especialmente afectada por la tormenta. La actividad se retomó ayer tras el susto vivido el día anterior, aunque todavía será necesario evaluar los daños y proceder al arreglo de los desperfectos ocasionados.
Los operarios que se encontraban trabajando cuando comenzó el aire huracanado relataban, visiblemente nerviosos todavía, cómo en cuestión de unos minutos el vendaval arrancó de cuajo las cubiertas de algunos negocios situados en el polígono Cuevas de San José. Uno de los almacenes más perjudicados pertenece a la empresa de construcción Trifasic Series. El encargado de la oficina técnica, Edgar Rodríguez, recordó que el personal bajó a la bodega mientras duraba la tormenta. "Pasamos miedo porque no sabíamos la dimensión que podía alcanzar", dijo. Tal y como añadió, al ver que el tiempo empeoraba decidió proteger un vehículo en el interior del taller. Sin embargo, el viento comenzó a levantar los paneles del tejado, que "salieron volando como si fueran trapos y papeles". Una parte se desplomó al interior de la instalación, rompiendo las lunas del coche y deteriorando también la chapa. Estas estructuras cayeron incluso a quinientos metros de distancia, chocando contra una línea de alta tensión que atraviesa el pueblo y suministra energía a Castelserás. Los bomberos se desplazaron desde Alcañiz para retirar estos elementos.
En la cercana planta de Gilva .
-dedicada a la fabricación de áridos y hormigones- se vivió una situación similar. "Fue una impotencia total -explicaba el encargado, Joaquín Bosque- porque no podíamos hacer nada. Veíamos que entraba el agua por todas las juntas de la cubierta y daba auténtico pánico". Los ocho trabajadores que se encontraban entonces en la nave abandonaron las máquinas y se resguardaron en un rincón. "Cayó una cortina de agua bestial, con algo de piedra, pero lo que más asustaba era el aire, que llegó a arrancar placas del tejado", agregó. Bosque narraba que estas fuertes rachas tiraron chapas de uralita y vigas de cemento "como si fuera una pluma". "En ese momento -prosiguió- pensamos que se llevaba la nave con nosotros incluidos".
El aire derrumbó también un gran letrero de otro negocio ubicado en esta área industrial así como parte de la cubierta de otros negocios particulares y de la cooperativa "La Calandina", donde ayer se dedicaron a arreglar los destrozos provocados por la tormenta, apuntó el gerente, Antonio Cerdán. En su opinión, el granizo "afectó al cultivo del melocotón en unas determinadas zonas", en especial al paraje conocido como "El Olivar", situado muy próximo al polígono. Desde el sindicato agrario UAGA, Macario Quílez, responsable provincial, señaló que están analizando la estimación de los posibles daños y hoy se podría conocer la valoración real.
El alcalde de Calanda, Manuel Royo, apuntó que la tormenta de aire se sufrió con más fuerza en el polígono que en el resto del municipio, donde llovió con mucha intensidad entre las cinco y media y las seis de la tarde aproximadamente, originando grandes charcos. "Es una suerte que no haya que lamentar accidentes porque había operarios en las naves más afectadas", dijo. Puso de manifiesto que en estos casos "tenemos que agradecer que no se produjeran daños personales".