Cazatormentas
Foro de Meteorología => Foro de meteorología => Mensaje iniciado por: FRENTEFRIO en Febrero 05, 2008, 22:31:20 pm
-
Hacia el Oeste se encuentra el océano Atlántico, como una barrera, oscuro y tenebroso,. del que nadie sabe nada. Sólo se cuentan leyendas de islas misteriosas, animales fabulosos y sanguinarios; monstruos que con sólo imaginarlos producían pavor y respeto. Así, por ello, las costas de Galicia y de Bretaña eran el "finis terrae", el fin de la tierra, donde el mundo se acaba y comienzan los abismos.
Tras muchas vicisitudes aquél hombre logro formar una tripulación de 90 marineros; todas ellas metidas en unas diminutas naves de apenas 21 metros de eslora, dispuestas a desentrañar de una vez y para siempre los secretos de aquel mar terrible, que se extendía oscuro y amenazador más alla del horizonte.
Los días transcurren en calma y con buen tiempo. La noche, sin embargo atemoriza a la tripulación, el miedo se agiganta y es aún más palpable. Todos los días, al atardecer, los hombre se reúnen en cubierta para rezar la Salve a coro. Cada día que pasa esta oración se hace más solemne y más ardiente.
Sin embargo no todo fueron días apacibles. El comandante dejó reflejado en el Diario de a Bordo los contratiempos que soportaron al enfrentarse con los temporales. No todo eran suaves brisas y aquellos furiosos vendavales eran muy capaces de dar al traste con los navíos.
"Serenísimos y muy altos Príncipes Rei i Reina, mis Señores:
Salimos de travesía desde Cádiz y llegué a Canarias en cuatro días y de allí a las Indidas en 16. Fasta allí truje el tiempo a pedir de boca. La noche anterior a desembarcar fué con tormenta muy grande, como jamás había visto. La tormenta era terrible y en aquella noche me desmembró los navíos, sin esperanza alguna salvo de muerte cierta. E con todo, con esa tormenta me llegué hasta Jamaica. Allí se mudó de mar alta el calmera, hasta que me salio otra vez el viento al opósito. Combatí con ellos sesenta días y en todo este tiempo no entré en puerto, ni me dejo tormenta del cielo, con tanta agua, trombones y relámpagos que aquello parecía el fin del mundo..."
"Tanto era así que a los navíos los tenía por perdidos, por no poder verlos; las velas rotas, las jarcias ajadas y rotas las anclas, cables y muchos otros bastimentos. La gente muy enferma y todos contritos y muchos com premesa de religión y ninguno sin otros votos ni romerías. Otras tormentas he visto, pero no durar tanto ni con tanto espanto...ojos nunca vieron la mar tan alta, fea y hecha espuma. El cielo jmás fué vito tan espantoso; la noche parecía día con aquellos relámpagos y habia tantos rayos que cada vez miraba yo si me había levantado los mástiles y velas. Venían con tanta furia que todos creíamos que me habrían de fundir los navíos."
"En todo este tiempo jamás cesó el agua del cielo, y no se podía decir que llovía, sino más bien que aquello parecía el segundo diluvio. La gente estaba ya tan molida y quebrantada que deseaban la muerte para salir de aquellos martirios"
-
Precioso relato ;). Me has recordado unos que tengo similares a este, en una revista del INM, sobre las vicisitudes que los marineros de Colón tuvieron en el primer viaje a América.