ANALISIS ELEMENTOS CLIMATICOS III
Precipitaciones
La importante pluviosidad y la fuerte intensidad de las precipitaciones
en toda la comunidad autónoma vasca se explica fundamentalmente por el
factor orográfico. La orientación Oeste-Este de las sierras y el hecho
de que las montañas vascas sean más bajas que las montañas de la
Cordillera Cantábrica al oeste y las de los Pirineos al este, unida al
efecto de succión de aire producido por la región ciclogenética del
Mediterraneo occidental, es causa de que con frecuencia el flujo
general del oeste se tuerza hacia la cuenca mediterranea, a través de
toda la C.A.V.
La mayor o menor pluviosidad de este clima viene definido no sólo por
la cuantía de las precipitaciones sino también por su duración.
Produciéndose períodos de ausencia de éstas, sequías, y fenómenos
extraños como lluvias torrenciales, siendo el tipo de precipitación más
común el sirimiri. El tiempo en que está lloviendo tiene en muchos
casos mayor relevancia que la cantidad de lluvia caída. Puede
consultarse el gráfico de precipitaciones mensuales de las tres
capitales vascas.

Sequías:
Recientemente, los habitantes del País Vasco se alarmaron con una
sequía ocurrida en los años 1989 y 1990, pero que ya venía fraguándose
desde dos años antes. Las precipitaciones descendieron en un 35%. En
realidad el campo se vio mínimamente afectado, e incluso la producción
total agrícola fue excelente. Sin embargo, las capitales vascas
sufrieron importantes restricciones de agua. La más perjudicada fue la
más poblada, Bilbao, cuyos habitantes padecieron durante un año cortes
de agua. Los pantanos del Zadorra, que desde la vecina Alava/Araba
abastecen en gran medida a la capital vizcaína, bajaron su nivel
alarmantemente, ya que en la zona las precipitaciones también fueron
escasas. Además las temperaturas fueron muy elevadas, sobre todo en
1989, y la evaporación, con ayuda de los vientos del sur, contribuyó a
casi desecar los pantanos.
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Lluvias Torrenciales
Más frecuentes y con mayor importancia económica que las sequías son
los fenómenos de lluvias torrenciales que en toda la vertiente
cantábrica de Euskal Herria provocan costosas y graves inundaciones. En
Bilbao, desde sus principios, los llamados "aguaduchos" del
Nervión/Nerbioi han venido a lo largo de los siglos causando
periódicamente enormes destrozos a la villa. También en Gipuzkoa, tras
períodos de lluvias torrenciales, las inundaciones han ocasionado
pérdidas en viviendas, en campos y en caminos.

La inundación más importante de los últimos tiempos ocurrió en los
últimos días de Agosto de 1983, especialmente los días 26 y 27, y
afectó particularmente a Bizkaia, y en menor medida a Gipuzkoa. La zona
de mayores lluvias se localizó en la ría bilbaína. Tres fueron los
factores que se conjugaron para ocasionar estas lluvias torrenciales:
llegada en altura de la primera colada postestival de aire frío polar;
elevadas temperaturas superficiales de las aguas de la costa vasca, que
produjeron una masa superficial cálida y húmeda muy inestable; y
ligeros vientos del norte que al enfrentarse a los relieves
desencadenaron las ascendencias y dispararon la inestabilidad.
Otro episodio de lluvias torrenciales con efectos graves ocurrió a los
pocos años, también en verano, y afectó a un tercio del territorio de
Gipuzkoa. El 19 de Julio de 1988 una gota fría en altura, en contraste
con la humedad y el calor de la capa de aire superficial, desencadenó
las trombas que afectaron especialmente a las cuencas del Deba y del
Urola.
Nieve
La tabla de innivación del País Vasco señala que al nivel del mar y en
la costa, el meteoro de la nieve es un fenómeno raro. En las montañas
durante la temporada de nieves puede haber días con precipitación de
nieve durante el mes de Octubre, si bien no son abundantes. Las últimas
fechas con nevadas pueden darse incluso en el mes de Mayo, en los casos
en los que alguna profunda borrasca que avanza con trayectoria
meridiana llega desde latitudes polares.

Las nevadas más importantes se suelen producir con flujos del norte
húmedos y fríos que van rolando al nordeste, haciéndose más fríos,
pero, al final, demasiado secos para producir precipitación.. En el
mapa de isobaras suele aparecer un anticiclón de forma alargada cerca
de la costa europea y una depresión que llega al Mediterráneo
occidental desde Escandinavia después de haber recorrido de norte a sur
el continente. Un flujo rápido del norte frío y húmedo que acompaña a
la depresión aporta las primeras nevadas. Puede ocurrir que en un
segundo empuje la depresión del Mediterráneo haga que nos lleguen masas
de aire más húmedas que con la capa fría existente en superficie
refuerzen las nevadas. Al final, el anticiclón alargado del Atlántico
se "tumba" sobre Europa del Norte y corta el flujo húmedo.
Otras situaciones de nieve se producen con gotas frías. Si es invierno,
y las capas superficiales están suficientemente frías, las
precipitaciones logran llegar al suelo en forma de nieve.
Granizo
El granizo es un fenómeno más frecuente en los observatorios de la
costa que en los del interior. En la costa se suelen superar los 5 días
de granizo al año, pero en el interior apenas se supera una media anual
de 3 días. Ahora bien, así como en la costa el granizo es más frecuente
en invierno, en el interior es más frecuente en verano. Esto es así
debido a que las ascendencias bruscas que producen el granizo se
disparan en la costa debido al relieve y a la inestabilidad que
adquieren las masas de aire polares, cuando sus capas más
superficiales, en contacto con el agua, se calientan al atravesar el
Cantábrico. Por el contrario, en el sur, las ascendencias que producen
el granizo suelen ser debidas más a la inestabilidad térmica producida
en verano por el agudo calentamiento del suelo y de la capa de aire en
contacto con él.

El granizo estival ha sido siempre muy temido por los agricultores, en
especial por los cultivadores de viñedos y de árboles frutales. El
pedrisco puede dañar los granos de uva cuando ya está próxima su
recolección y echar a perder el trabajo del año completo. Se ha sólido
intentar combatir el pedrisco lanzando y sembrando las nubes
incipientes mediante cohetes y avionetas con ioduros susceptibles de
condensar la humedad y hacerla precipitar antes de que la atmósfera se
cargue en demasía y se produzca una saturación brusca que provoque el
pedrisco.
Fuente:
EuskalmetSaludos