Autor Tema: ¿LA GRAN MENTIRA DEL CAMBIO CLIMATICO? (Leído 1012 veces)

BEHEMOTH · « **en:** Julio 04, 2014, 18:12:56 pm »

Desde hace un tiempo a esta parte, se están incrementando las voces de científicos en contra de la idea de que el cambio climático terrestre es producto del exceso de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Al menos, como causa fundamental. Y es que, aún teniendo en cuenta los serios y graves efectos contaminantes del CO2, muchos denuncian que este hecho se ha utilizado para atribuirle una serie de males más allá que legitimen como concienciación medioambiental actuaciones que, como siempre, responden a intereses que poco o nada tienen que ver con la conservación del Medio Ambiente.

En 2007, el canal de televisión británico “Channel Four” realizó un documental en el que varios expertos climáticos denunciaban cómo se están manipulando los datos del clima en la Tierra para convencernos de que la actuación humana está llevando al planeta a su destrucción, y que la solución estaría en el uso de energías alternativas y en el freno al desarrollo de los países más pobres para no seguir alimentando la degeneración de nuestro hábitat.

Sin embargo, tras estas buenas intenciones, son muchos los congresos y reuniones de altos cargos mundiales que se han sucedido sin que jamás se haya llegado a una solución acorde con lo que nuestros gobiernos desarrollados y “comprometidos” predican. Hasta tal punto ha llegado la hipocresía, que no dudamos en comprar las cuotas de emisiones asignadas a países que, por sus circunstancias económicas, no llegan ni de lejos a cumplir con tales máximos de emisión, de manera que justificamos así nuestros excesos al tiempo que nos complacemos en lo comprometidos que estamos con la lucha medioambiental.

Así, en 2008 Vincent Gray, un científico que colaboró con el IPCC (“Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) de la ONU, denunció que este organismo se movía por intereses económicos y políticos muy alejados de un verdadero compromiso con las investigaciones científicas. Entre las denuncias, se halla el hecho de que muchos de los 2.500 expertos que firman los informes del IPCC habrían renunciado a ser citados, sin éxito (y alguno les llegó a denunciar con ir a los tribunales, según afirma al “Channel Four”), por no compartir las conclusiones de dicho organismo, después de que se suprimieran multitud de párrafos que contravenían la postura oficial. Esta postura, finalmente, habría sido el resultado de negociaciones puramente interesadas entre los miembros ajenos a la comunidad científica, interesados en promover como causa prioritaria la actuación humana y descartando por tanto cualquier otra explicación más sólida al cambio que estamos experimentando.

Los científicos se basan en datos históricos del ciclo climático en la Tierra que llegan hasta hace 10.000 años, cuando se dio el gran cambio que acabó con la última glaciación, teniendo en cuenta, entre otros, los resultados obtenidos por los estudios de la capa de hielo que cubre Groenlandia. Las conclusiones apuntan a que la actividad solar y su interacción con los rayos cósmicos que bombardean nuestro planeta juegan un papel mucho más importante en nuestro devenir climatológico. Según esto, estaríamos entrando en un ciclo de cambio provocado por una serie de alteraciones que afectarían a todo el Sistema Solar. ¿Existe posiblidad de corroborar tal hipótesis?

El Sistema Solar en aproximación a la Nube local interestelar
En 2009, la sonda IBEX fotografió una extraña anomalía en el “frente de choque” de la heliosfera, el campo magnético que protege a nuestro Sistema Solar de los rayos cósmicos provenientes del exterior. Se trataba de una inesperada banda de emisiones de energía increiblemente altas en el límite de nuestro Sistema Solar. Los análisis publicados en otoño de 2009 descubrieron una nube de partículas de alta energía en forma de cinta que se dirigían desde el borde hacia el Sol, con un nudo más brillante que el resto de la formación.

Científicos del Centro de Investigaciones Espaciales de la Academia Polaca de Ciencias en colaboración con colegas norteamericanos del Laboratorio Nacional de Los Alamos, el Southwest Research Institute de San Antonio y la Universidad de Boston sugirieron que el lazo energético detectado podría explicarse por el resultado de la aproximación de nuestro Sistema Solar a una región muy activa de la nube de gas interestelar denominada “Burbuja Local”, en su límite con otra denominada “Nube local interestelar”.

El incremento de radiación energética que esto supone incide directamente sobre todo el Sistema, desde el Sol a los planetas. Así, esta hiperradiación sería la causante de alteraciones como las sufridas por las manchas detectadas en Plutón, la desaparición de la gran mancha de Júpiter, la gran tormenta de Saturno de 2010, la cual ha sido la más grande jamás detectada y que se ha adelantado en diez años a la prevista, pues estas anomalías se dan cada treinta años (el equivalente a un “año” de Saturno y la llegada de su “primavera”) y en este caso se ha reducido a veinte años, o el aumento de temperatura que se está dando en Marte.

Los rayos energéticos actúan sobre la actividad solar, y ésta incide directamente sobre todo su entorno. En el caso de la Tierra, no sólo se le atribuye el cambio climático, que respondería así a patrones cíclicos, sino que también sería la causante de los cada vez más numerosos incidentes geofísicos, como movimientos tectónicos y activación de volcanes a que estamos asistiendo.

Según todo esto, el cambio climático es un hecho, pero sus causas puede que sean otras muy diferentes e imposibles de controlar. La gran farsa en que habríamos caído todos los seres de buena voluntad no sería sino otra artimaña más para que unos pocos consigan, mediante la manipulación de las circunstancias, satisfacer su codicia y ansias de poder. A saber:

promover la energía nuclear y sus intereses como solución necesaria y problema menor en comparación con las otras,
fomentar las energías alternativas, las cuales al final han acabado en las mismas manos que antes se manchaban de petróleo y carbón, como un lavado de cara para calmar los ánimos de la población reivindicativa,
garantizarse la independencia de los países proveedores de petróleo,
someter a aquellas regiones del planeta que no interesa vayan más allá en su evolución, obligándolas mediante resoluciones internacionales e impuestos a usar una energía limpia pero poco desarrollada, ¿deliberadamente?, y por tanto muy costosa e imposible de asumir.
Si nuestros gobiernos nos dicen que estas energías son algo muy importante pero que aún queda mucho para que sean eficientes y que a día de hoy resultan muy caras, ¿cómo es que se la imponen a un continente como el africano, y encima no contribuyen en nada a su desarrollo definitivo, pues las inversiones en energías limpias son ridículas?

Y todo ello sin hablar de la cada vez más famosa “energía libre“, científicamente posible pero “técnicamente” imposible, según nos cuentan… De ser así el marco antes presentado, pareciera encajar como anillo al dedo el interés por no desarrollarla públicamente.

Tras leer todas estas informaciones y escuchar a los científicos y activistas medioambientales que aparecen en el documental, entre ellos Patrick Moore, co-fundador de “Greenpeace”, uno no puede más que preguntarse si hay alguien de quien poder fiarse dentro de este sistema global que hemos creado… La respuesta, como siempre, en el interior de cada cual.

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