Ciertamente el empate sería lo justo, pero como en los combates de boxeo que llegan a más de 10 asaltos, hay dudas razonables de quién ha hecho más méritos para llevarse el entorchado; son púgiles distintos, uno enorme que te noquea con huracanes y otro más sutil que modifica la mandíbula del careto atmosférico mundial a base de trabajo oscuro, repetido y constante.
Son comparaciones imposibles, lo primero por la tecnología actual en medición, que supera enormemente aquellos años 90, también sus efectos porque de momento no hay escalas de desastres directos del Enso, al menos oficiales mundialmente, con lo cual los fenómenos relacionados con tales eventos no pueden ser atribuidos directamente a éstos, disminuyendo el efecto caótico que causan cara al público y por consecuencia a la comparativa entre ellos.
Ojalá fuera tan sencillas las comparaciones, un tornado podemos verlo como F3 en un desierto de Nuevo México, sin más daños que movimientos arenosos con espectacularidad o el mismo grado en el vecino Texas con pueblos arrasados y desgracias humanas.
Lo matemático hace sencillo un proceso, su complicación hace complejo lo matemático. Saludoos