La variedad climática de España resulta sorpredente para quien no conoce el país. A caballo entre la zona templada y la subtropical, los climas de España son consecuencia de un juego de influencias muy diversas, con predominio de las mediterráneas. La Península Ibérica, entre el Atlántico y el Mediterráneo, en el extremo suroeste de Eurasia, dispone de unos factores geográficos propios, en especial el relieve tan contrastado, que dan lugar a un auténtico rompecabezas climático.

EL PERIODO CLIMATICO CALIDO MEDIEVAL
La Alta Edad Media experimentó uno de los episodios climáticos de signo positivo, conocido como el Episodio Cálido Medieval. Durante algo más de cuatro siglos (del IX al XIII), las temperaturas en Europa fueron de 1ºC a 1,5ºC más elevadas que las actuales, mientras que las precipitaciones, sin ser abundantes, tenían una distribución interanual regular. Para una sociedad feudal, sin apenas recursos tecnológicos, estas condiciones climáticas representaron en términos generales la posibilidad de extender cultivos, obtener de ellos unas cosechas relativamente abundantes y regulares y, en definitiva, permitir una expansión demográfica sostenida.

En Europa Occidental se guardan numerosas anécdotas de este episodio, pero también registros documentales que permiten su caracterización precisa. Respecto a las primeras son ya conocidas los límites latitudinales y altitudinales inusitados asumidos por algunos cultivos que ni tan siquiera en la actualidad podrían volver a plantarse con un mínimo aprovechamiento comercial: Cerezos y viñas en Inglaterra, higueras en el centro de Alemania, caña de azúcar en Andalucía y cultivos mediterráneos, como la viña y el olivo en zonas del pirineo, donde el el siglo XXI sólo hay pastos estivales...y estaciones de esquí.

El comportamiento benigno de la atmósfera se expresa también en una ausencia o frecuencias muy baja de riesgos climáticos extremos. Buena parte de ello son las navegaciones vikingas por todo el atlántico norte con unas embarcaciones ligeras. La travesía que no soportó el Titanic, la realizaban los diminutos kayacs, pero a 20º más de latitud hacia el norte. En los reinos musulmanes y cristianos de la Península, hay escaas referencias a episodios meteorológicos extremos de consecuencias catastróficas. Ni las sequías ni las inundaciones tenían una frecuencia que produjera un quebranto irreversible en la economía o la demografía de la época. Muy al contrario, fué el período de gran desarrollo económico, social e institucional de las ciudades, de la construcción de catedrales e infraestructuras públicas, de la expansión de los cultivos y de la organización institucionalizada de una compleja explotación ganadera trashumante.

LA ULTIMA MINIGLACIACION

La benignidad del clima altomedieval llega a su fin durante el siglo XIV. El episodio climático cálido se había deteriorado y había perdido sus valres de temperatura y precipitación habituales. A lo largo de este siglo se manifestaron las características de un tipo de episodio climático diferente: Una miniglaciación. Entre los siglos XIV y XV se produce a nivel planetario un acusado deterioro climático, comúnmente conocido como la Pequeña Edad del Hielo. Las temperaturas medias anuales en Europa descendieron hasta situarse entre 1ºC y 2ºC por debajo de los valores actuales. Las precipitaciones, sin experimentar un cambio al alza importante, sufrieron una alteración sustancial en su regimen interanual.

Las nuevas condiciones empezaron a manifestarse gradualmente desde las latitudes más altas. Así, durante el siglo XV se pone fin a la presencia humana en Groelandia con un modelo agrario similar al europeo. Los contactos se fueron haciendo cada vez más difíciles hasta llegar a la incomunicación completa. Los últimos normandos de Groelandia murieron por enfermedades o inanición, siendo sustituídos por una sociedad de cazadores y pescadores nómadas: Los Inuits.
En Europa continental las cosas no fueron mucho mejor. Las primeras crisis climáticas afectaron seriamente a la producción agraria, desembocanbdo en crisis de subsistencia y un deterioro sanitario general de la población. Las epidemias de peste bubónica y neumónica que asolaron Europa a mediados del siglo XIV fueron el mecanismo demográfico regulador que estabilizó la población europea ante la ausencia de recursos tecnológicos apropiados para palair la situación de crisis planteada.

BIBLIOGRAFIA:CLIMAS Y TIEMPOS DE ESPAÑA
JAVIER MARTIN VIDE / JORGE OLCINA CANTOS
EDITORIAL: ALIANZA EDITORIAL


Y ahora llega el momento para la reflexión:
Durante la historia de la Tierra se han sucedido periodos cálidos y fríos. De todos ellos tenemos pruebas que lo confirman: Las glaciaciones fueron sustituídas por periodos de bonanza climática y a su vez, éstos dejaron paso a nuevos períodos fríos. Una sucesión sin fin.
Siempre hubo inundaciones y sequías (que trataban de paliarse con las famosas rogativas, al igual que sucedía para que las lluviass cesasen); vientos huracanados, temporales, e incluso hasta se llegaron a ver témpanos de hielo en la Bahía de Barcelona.
En otras épocas no existían los medios de comunicación que disfrutamos ahora, por eso, aunque hechos de cualquier signo ocurriesen más o menos regularmente, no se tenía constancia de ellos sino a través de mucho tiempo después de que hubiesen ocurrido. Las modernas comunicaciones en la actualidad nos dan casi al instante cualquier suceso ocurrido en cualquier punto del planeta. Creo que precisamente por eso, se tiene la idea de que los fenómenos meteorológicos adversos ocurren con más frecuencia.

¿A quien beneficia el "cambio climático"?.......


Saludos.