Para recordar algo más esa efeméride ... no está de más que quede por aquí este texto publicado la semana pasada en el Periódico.
REPORTAJE
La siberiana de 1956
• España sufrió la mayor ola de frío de su historia reciente hace ahora 50 años
ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA
Ayer, en los lagos de la isla de Buda, los pescadores ante aguas convertidas en hielo se dedicaron a la búsqueda de pescado que flotaba muerto. Se calcula que se recogieron 8.000 kilos. Tortosa, 4 de febrero de 1956 (comunicado de la agencia Efe).
Hace exactamente medio siglo, un frente de aire siberiano alcanzó la península Ibérica con una dureza y una persistencia que la convirtieron en la mayor ola de frío en España desde finales del siglo XIX, que es cuando empiezan las actuales series meteorológicas, aunque indicios indirectos sugieren que incluso bastante más, quizá 1700. En muchas zonas se perdió la cosecha de trigo y también perecieron algarrobos y olivos tricentenarios. "Un año sin naranjas aboca al país a la falta de divisas", encabezaban los noticiarios radiofónicos.
La ola de frío de origen ruso hace descender los termómetros, decía escuetamente El Noticiero Universal. Y proseguía: En Sevilla ha caído la nevada más intensa desde 1800. Fue, sin embargo, un temporal relativamente discreto. Diluido en una década misérrima y gélida --también fueron especiales los inviernos de 1952 y 1954--, apenas mereció el interés de la prensa, más preocupada por la llegada de ayuda norteamericana, los triunfos del Madrid en la primera Copa de Europa... y el frío en otros países europeos: Desastre en Alemania. Las arterias fluviales están congeladas, proseguía el rotativo.
Según explica José Antonio López, del Instituto Nacional de Meteorología (INM), algunos observatorios han registrado temperaturas aún más rigurosas en días concretos de enero de 1971, 1985 y 2005, pero "febrero de 1956 es en su conjunto el mes más frío de la historia reciente de España y muy especialmente en el Mediterráneo". Y sin discusión. Fueron más de tres semanas seguidas con temperaturas espectaculares y algunas postales para el recuerdo, como la Costa Brava con carámbanos y el Llobregat y el Ter parcialmente helados.
¿Y en la cumbre del Aneto?
La mínima absoluta de aquel entonces fueron los --32° del Estany Gento, un observatorio de alta montaña en el Pallars --récord español que permanece inalterable desde entonces--, pero también se alcanzaron temperaturas siberianas en la Bonaigua (--26°), Sant Maurici (--25°) y Candanchú (--24,3°) y Núria (--24°). "Teniendo en cuenta la altitud del Estany Gento (2.142 m), es de prever que pudieran alcanzarse los --40° en la cima del Aneto u otras zonas altas", calcula el climatólogo Javier Martín-Vide, catedrático de la Universitat de Barcelona (UB).
Las temperaturas tuvieron un carácter excepcional en el Pirineo, pero nadie se libró de las heladas. Entre otras ciudades, batieron su marca y todavía siguen sin rebasarla Barcelona (--10° en el observatorio Fabra y --6,7° en la vieja estación del Putxet), Huesca (--13,2°), San Sebastián-Igueldo (--12°), Palma-aeropuerto (--10°), Castellón (--7,3°), Valencia (--7,2°), Sevilla (--5,5°) y Alicante (--4,6°).
"Más que una ola siberiana, sería mejor hablar de dos o tres que se acumularon durante más de 20 días", dice Javier Martín-Vide. Como ejemplo, explica el climatólogo, el récord del Estany Gento se alcanzó el 1 de febrero, mientras que el de Barcelona se demoró 10 días y en Flix la mínima de aquel año (--9°) llegó el 17.
Entre medio hubo unos días de benigna transición, pero nada espectacular: en el mes de febrero de 1956, los termómetros en Barcelona descendieron bajo cero durante 15 días, 10 consecutivos, cuando la media anual es de sólo dos. ¡Y nevó ocho días!
La ola de frío de 1956, prosiguen Martín-Vide (UB) y López (INM), siguió las pautas de cualquier otra entrada de aire de origen siberiano, pero tuvo una potencia inusitada --estaba muy bien establecida sobre Rusia y Europa central-- y una duración excepcional. "Había un anticiclón de bloqueo en el Atlántico y una zona de bajas presiones en el golfo de Génova que favorecían la llegada de vientos del noreste", resume López. El frío en el resto de Europa fue también espectacular: El Támesis se ha helado de orilla a orilla cerca de Londres, decía un teletipo de la agencia Efe. En Europa murieron más de 600 personas.
Todos los estanques de la ciudad aparecieron helados esta mañana. Se comenta con simpatía el gesto de una casa andaluza productora de coñac, cuyos agentes han recorrido las calles y plazas de Barcelona, obsequiando con botellines de dicha bebida a los ateridos guardias urbanos. 3 de febrero de 1956 (comunicado de la agencia Efe).