Quisiera hacer notar un hecho que se repite sistemáticamente este otoño-invierno. A la que se produce una calma anticiclónica de un par de días seguidos, las temperaturas mínimas registran un descenso mucho más acusado de lo previsible inicialmente, especialmente si atendemos a la situación sinóptica reinante y a las topografías de 850, por toda la zona del nordeste peninsular.
En noviembre se habló de ello. Entonces fue más desproporcionado por la desviación pronunciada de las temperaturas (récords registrados aparte), pero también tuvimos una advección más fría para sustentarlo. Pero durante todo el diciembre se ha venido repitiendo algo parecido nuevamente, con unas temperaturas mínimas aparentemente impropias de la situación sinóptica registrada.
Una hipótesis bastante verosímil, pero no exclusiva, pudiera ser el estado del terreno, insólitamente seco para estas fechas. Este sustrato sin barro ni humedades es más eficiente a la hora de irradiar estas largas noches serenas y anticiclónicas, y por tanto se puede enfriar más el aire que está en contacto. Es más que sabido que los suelos secos implican climas más fríos y una mayor continentalidad en las zonas interiores.
Relato lo acaecido estos últimos días. El día 29 por la noche nos cruzó una cola de frente sin apenas actividad, pero suficiente para avivar transitoriamente el cierzo y la tramontana el día 30, y provocar un ascenso generalizado de las temperaturas mínimas (incluso en el reino de la niebla persistente), al romper inversiones y mezclar los aires. No entró aire más frío a 850, todo lo contrario. Pues bien, tras la calma del día 31, la noche de fin de año, o madrugada del día 1, hemos vivido temperaturas mínimas en Catalunya dignas de los días más fríos del año (mínimas absolutas anuales medias), sin haberse registrado una situación que aparentemente lo justifique. Las inversiones térmicas son de aúpa y generan diferencias de temperatura inusuales en los ascensos o descensos por vertientes.
Hoy las heladas han sido casi generales. Salvo los rincones litorales liberados de los catabáticos que drenan el frío del interior, se ha bajado de los 0º. Resultan dignos de mencionar valores entre -7º y -10º en los fondos de valle o de cuenca de la cordillera prelitoral y la Depresión Central, unos datos sólo al alcance de días calmos tras advecciones muy frías (entradas de la iso -5 a 850). Sorprenden menos, pero no por ello se justifican por los mapas, lo valores entres -8º y -12º en todos los valles pirenaicos. Aquí resulta “curioso” que en el Valle de Arán, aún innivada la umbría por encima de los 1.000 metros, y con el suelo más húmedo, no hayan bajado de los -4º en Vielha sin nubosidad alguna, cuando antes de la nevada, incluso en la situación de noviembre, se alcanzaron los -10º.
Y todo ello acompañado de unas temperaturas máximas habituales para la situación y las fechas, lo que supone unas amplitudes térmicas mayores de lo esperable, incluso con anticiclón, en pleno invierno en la mayoría de las zonas. Es como si viviéramos una mayor continentalidad climática transitoria.
Disculpen la extensión de la narración …
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Feliz año nuevo.