Buenos ejemplares de pino, sí señor, que nos muestran lo que hubieron de ser nuestros montes en la antigüedad.
Aquí, apenas nos quedan pinos grandes, han sido talados casi todos, víctimas de la nefasta gestión forestal desarrollada en las dos últimas décadas.
Eso sí, nos quedan buenos ejemplares -varias veces centenarios- de robles (albar, común, cantábrico y rebollo), haya, acebo, tejo y arce. La mayoría de propiedad particular o comunal. Aunque éstos poco a poco van también desapareciendo, consecuencia de la escasísima cultura ecológica que tenemos...