Yo, como supongo muchos de vosotros, aprendí a "querer" a los lobos con el inolvidable Dr. Félix Rodriguez de la Fuente. Aprendí a verlos como imprescindibles en el ecosistema, seleccionando entre sus víctimas a los débiles y enfermos y manteniendo a raya la superpoblación de los grandes herbívoros.
Su función la están supliendo, en aquellas zonas donde han desaparecido, las plagas de perros asilvestrados, que al carecer de los instintos naturales del lobo, atacan cuando tienen hambre a todo animal que pueden, sin seleccionar, y causando muchos problemas a ganaderos.