El seísmo de magnitud 6.1 en la escala Richter que se ha registrado hoy a las 11:35, hora peninsular, al suroeste del Cabo de San Vicente no ha producido daños y no provocará un tsunami a pesar de su potencia, el segundo más fuerte que se siente en España desde 1969.
El epicentro del terremoto, explicó en declaraciones a Efe el jefe del área de geofísica del Instituto Geográfico Nacional (IGN), José Manuel Martínez, ha estado en el mar, a 500 kilómetros de Cádiz, enfrente del vértice suroeste de la península, a 200 kilómetros del Cabo de San Vicente, donde se encuentra la falla Azores-Gibraltar.
Este seísmo, cuya magnitud se evaluó en los primeros minutos en 6.3 y que mediciones posteriores han resituado en 6.1, se ha producido en el mismo lugar que el de 1969, aunque en aquella ocasión fue de 7.3 y se sintió en toda España, provocando, según recordó Martínez, 4 fallecidos por infartos.
En esta ocasión, el terremoto, cuyas coordenadas definitivas son 36.09 grados Norte y 10.26 grados Oeste, ha sido sentido con intensidad IV en la escala de Mercalli, en las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva, pero también en Fuengirola (Málaga), Málaga capital, Jaén y Córdoba, y en edificios altos de Madrid.
El movimiento telúrico, que según las noticias de las que dispone el IGN, no ha producido en España daños, no provocará un tsunami -maremoto- porque para que se diera tenía que haberse registrado en una falla vertical y éste ha surgido en una falla "inversa pero no vertical".
Es posible que los mareógrafos de Tarifa y Cádiz registren "algún movimiento", pero Martínez recordó que el de 1969, siendo de mayor magnitud, produjo una ola de medio metro.
Martínez afirmó que ante un terremoto se debe salir a la calle para alejarse de los edificios, pero en el caso de no poder hacerlo se debe buscar un lugar estable, como debajo de una mesa, una cama o el dintel de una puerta, nunca utilizar el ascensor, ni encender una cerilla o la luz.
El servicio de Emergencias 112 de Andalucía atendió 400 llamadas telefónicas en la primera hora posterior al terremoto, y en las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva se procedió al desalojo preventivo de algunos edificios.
Este grado de intensidad es equiparable a la vibración producida por el paso de un camión pesado con carga, produciéndose vibraciones en vajillas, ventanas y puertas, por lo que además es percibido por personas en el interior de los edificios y por algunas en el exterior.
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