Fernando Ríos, Agente de Medio Ambiente: «Las cenizas de un incendio son como un libro abierto»
Miembro de la Brigada de Investigación de Incendios/ Cuida la Sierra de las Nieves/ Ha investigado más de cien fuegos/ No sabe cuántos ha apagado/ Ha escapado de las llamas por los pelos
./UNA ENTREVISTA DE J. J. BUIZA (C)Sur digital
VIGILANTE. Fernando Ríos lleva más de 20 años cuidando el bosque. / J. J. B.
¿QUÉ tiene el campo para que se decidiera a cuidarlo?
Es algo que desde pequeño me llena. Me siento a gusto. Ese sentimiento de estar en el campo, en contacto con la naturaleza, no se tiene en otro lado.
¿Qué diría a la gente que no lo cuida?
Yo creo que es pura inconsciencia. Sé que me voy a poner en contra de alguno por lo que voy a decir, pero la verdad sólo tiene un camino. Hay gente a la que de verdad les gusta el campo. Nosotros hemos visto a muchachos que llegan a un sitio lleno de basura y se pegan medio día limpiando. Ese lo siente. Luego está el clásico dominguero. Y el clásico dominguero viene con todo a cuestas, se instala, si no te andas listo te hace la barbacoa... Y cuando se va, te deja el sello de que ha estado ahí. No te preocupes que él te deja el sello.
¿Y qué le diría al que lo quema?
¿Buah!...No se puede escribir lo que le diría. Bueno... tal vez que se pare un momento antes. Antes de arrimar el mechero, le diría: parate, mira, escucha, piensa lo que hay, porque te lo vas a cargar todo. Vas a matar todo lo que estás oyendo, todo lo que estás viendo. Toda esa cantidad de vida que es totalmente inocente. Porque, si es por una rencilla con fulanito, ¿qué culpa tienen los árboles? ¿qué culpa tienen los pájaros?
En un incendio forestal, ¿se quema algo más que los árboles?
Exactamente. Es como ese anuncio que salía: Cuando el bosque se quema, algo tuyo se quema. Es que es así. Hay una cantidad de vida inmensa en el bosque. Solamente con sentarse un momento, relajarse, cerrar los ojos y... (inspira). Te entra por los pulmones, te entra por los ojos...
¿Y usted siente que ha perdido algo cuando se quema el bosque?
Pues mira, no te voy a hablar suponiendo. Llegué aquí en 1990. En el 92 fue el incendio más fuerte que se ha conocido por aquí. Fueron unas 10.000 hectáreas. Una cosa horrorosa. La zona en la que estaba destinado fue la que se quemó. Me faltó nada para una depresión. Ese pinar que había allí estaba citado en libros de principios del siglo pasado como uno de los más altos de la península. Joyas que de repente ves hechas carbón. Es totalmente deprimente.
¿Por qué ha habido menos incendios en Málaga este año?
Por un lado, la gente empieza a concienciarse. Pero la labor de la investigación ha hecho muchísimo. La sensación de impunidad ya empieza a quedarse atrás. Cuando hay un incendio, los equipos de investigación van a sacar de dónde ha salido. Este año hemos descubierto incendios por negligencias como usar una radial frente al pasto a mediodía. Si alguien ha estado trabajando en un sitio, ha metido la gamba, ha hecho una barbacoa o cualquier imprudencia, sabe (y si no lo sabe que lo sepa) que se va a dar con él. Porque se encuentra. Las cenizas son como un libro abierto. Y se leen.
¿Y cómo se lee un incendio?
Se lee al revés de como sale. Hay una técnica. Por ejemplo, si fue ayer y llegamos hoy, se cogen una serie de datos meteorológicos de la hora del incendio que nos dicen qué viento había, hacia dónde iba, qué humedad y temperatura... Con esos datos yo sé hacia dónde avanzaba y sé de qué zona pudo partir. Y cuando llegas a esa zona, ya empiezas a leer la ceniza. Según llega la llama, cada mata, cada árbol, cada piedra... quema de una manera u otra. Con todo eso, llegas a un sitio desde donde ya ves que el fuego parte en varias direcciones. Ese sitio ya es el área de inicio y es el que hay que cercar y mirar palmo a palmo. Y nos preguntamos: Aquí, ¿ha habido tormenta? ¿pasan coches? ¿pasa gente? ¿se estaba haciendo algún trabajo? Sumas y sale. Y si ha sido uno que ha llegado con el mechero, yo sé que ha llegado con el mechero. Luego veremos quién es.
¿Quién tiene la culpa de lo de Galicia?
Hombre, Galicia tiene otro tipo de cultura con respecto al monte. Allí llueve mucho y eso genera muchísimo monte. Y siempre se ha utilizado el fuego. Muchas veces es la única forma de poder cortar el avance del matorral. Mi intuición me dice que las acciones son las mismas, sólo que llevaba muchas semanas sin llover.
¿No le han entrado ganas de ir para allá a investigar?
A todos nos hubiera gustado ir, no a investigar, sino a echar una mano en general. Porque los compañeros de allí seguro que se han pegado semanas horrorosas, sin poder dormir.
¿La gente sigue haciendo barbacoas?
No tanto. Principalmente a raíz del año pasado, con lo de Guadalajara. La gente ha comprendido que por una chorrada como esa se puede liar.
¿Qué le entra por el cuerpo cuando ve a alguien ensuciando el parque natural?
Uyyy... Me pone al revés. Porque es gente que parece que les gusta, y luego es mentira. Nosotros dos estamos aquí sentados y estamos a gusto. Pero si al lado estuviera la lata de atún... pues no. Es que ese mismo cuando viene y ve una lata dice: «Hay que ver que puerco es el personal».
Una botella de vidrio en el campo en verano, ¿realmente es tan peligrosa?
Pudiera llegar a serlo. Tal vez no sea tanto con respecto al incendio, pero puede llegar a provocarlo. Pero, al margen del peligro del fuego, un vidrio roto es cortante.
¿Se lleva bien con los animales?
Hombre, procuro (Jajaja)... Unos me gustan más que otros, pero ya no es eso de llevarse bien, sino que disfrutas con ellos. Por ejemplo, cuando los dos hemos llegado aquí y hemos visto el águila... Es estar pendiente de si hay animales por un sitio y cómo están, si están sanos, si las crías están bien, si se van desarrollando...
Escoja un sitio para pasar el verano: la playa, su casa o el campo.
Hombre, a mi me gusta la sierra (risas). Yo no soy muy de playa. Si hay que ir, se va, porque le gusta a la mujer, a los niños... Pero a mí, un sitio de montaña fresco, con agua cristalina y en silencio es lo que me gusta.