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Autor Tema: La gripe de 1918...  (Leído 373 veces)

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La gripe de 1918...
« en: Marzo 31, 2006, 02:01:45 am »
EL SOLDADO DE NÁPOLES

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En 1918 una terrible epidemia de gripe asoló el mundo y acabó con la vida de entre 20 y 40 millones de personas. El asesino microscópico dio la vuelta al mundo en cuatro meses. Recientes estudios han determinado que los primeros casos pudieron darse el 11 de Marzo de 1918 en la base militar de Fort Riley , Kansas. Las condiciones de hacinamiento y la falta de higiene crearon un caldo de cultivo fértil para el virus. En una semana habían ingresado en el hospital 522 hombres aquejados de la misma enfermedad. Poco después, el Ejército informó de otros brotes similares en Virginia, Carolina del Sur, Georgia, Florida, Alabama y California. Cuando los soldados norteamericanos fueron destinados a Europa, al frente, el virus viajó con ellos y en el viejo continente explotó, atacando con igual virulencia a todos los países en conflicto.

En cada uno de los países fue conocida con un nombre diferente, los estadounidenses caían enfermos con “fiebre de tres días” o “ la muerte púrpura”, los franceses contraían “bronquitis purulenta”, los italianos la ”fiebre de las moscas de arena” los hospitales alemanes se llenaban victimas del Blitzkatarrh o “fiebre de Flandes”, en España fue conocida como “el soldado de Nápoles” aunque en el resto de países europeos, después se la conoció como gripe española o “dama española”. Recibió este nombre equivocado debido, en parte a la censura de guerra. Todos los países europeos sufrieron grandes pérdidas humanas por causa de la gripe, peroles partes de guerra restringían la información para que no llegara al enemigo, ya que podría ser utilizada con provecho. Sin embargo los periódicos españoles, que no estaban censurados, hablaban abiertamente de los miles de españoles que estaban muriendo a causa de la gripe, y esta información llegó a los periódicos de todo el mundo, con lo que la pandemia fue bautizada como gripe española o dama española.

Septiembre, pero ante todo Octubre, fueron los meses en que la epidemia se cebó indiscriminadamente contra la población española, andaluza, almeriense y también en Abrucena. Si hasta entonces, el diagnóstico de las defunciones era enteritis aguda, bronquitis, debilidad congénita, gastroenteritis, etc a partir del día 13 de Octubre todo cambió. Ese mismo día se produjo la muerte de un niño de dos años debido a la gripe, el día 15 fueron tres los muertos por el mismo síntoma de 30, 2 y 45 años respectivamente, el día 16 tres muertos, el día 17 tres muertos, día 19 siete muertos, día 22 diez muertos, día 23 diez muertos, día 24 trece muertos, día 25 doce muertos.

Ante la situación dramática que se comienza a vivir, las autoridades deciden tomar medidas preventivas. Desde el Gobierno Civil se llama a los médicos jubilados a prestar servicio y se emiten bandos tanto provinciales como municipales, instando a la población a colaborar, intentando evitar su expansión. El día 2 de Octubre se suspenden las clases en las escuelas públicas. Se prohibe el trasiego de animales entre poblaciones, y se hace un llamamiento a los vecinos a regar con cloruro de cal o zotal, calles, casas, corrales, etc. Los lugares públicos como cafés, bares, tabernas, tiendas, etc, permanecerán con las ventanas abiertas y se instalarán escupidores con sulfato de cobre para los esputos. Los inspectores municipales de sanidad ordenarán el traslado inmediato de los cadáveres al cementerio. Los animales, especialmente cerdos y ganado vacuno serán sacados fuera de los núcleos de población.

En cuanto al tratamiento prescrito por los facultativos, se barajaron remedios caseros, colgar ramas de eucaliptus en las estancias, lechadas de cal, con ungüentos de dudosa eficacia, como la tintura de yodo tomada disuelta en leche, como tónico antiséptico o purgantes como sulfato de sosa.

Nada parecía surtir efecto. Con medidas o sin ellas, mientras la pandemia quiso reinar y doblegar a la población, lo hizo.

A lo largo de 1918 más de 220 personas fallecieron en Abrucena.

Entre los meses de Octubre y Noviembre, fallecieron más de 110 hombres, mujeres y niños a causa de la gripe. La mortífera enfermedad no respetó sexo, edad o condición social; el secretario del ayuntamiento también pereció ante este azote el día 26 de Octubre. Tampoco la temida dama respetó oficio o condición.

Los entierros fueron rápidos, sin esperar siquiera el tiempo preceptivo. Poco concurridos por miedo al contagio, sólo los familiares mas allegados; la gripe sembró el miedo y los hombres, temerosos, traicionaron costumbres y tradiciones.

No pudiéndose construir ataúdes para todos los muertos, estos fueron llevados al cementerio en un mismo féretro que después se conocería con el nombre de “caja de las ánimas”, y que según los más viejos del lugar sus desvencijados restos han permanecido durante años en la torre de la iglesia. Este ataúd transportó todos los cuerpos, el más anciano de 76 años y muchos, muchos otros de criaturas que no llegaron a cumplir un año.


La epidemia de gripe de 1918 recorrió el mundo entero. Fue sembrando y recogiendo.

A los millones de muertos que produjo, tristemente, Abrucena contribuyó.


TEXTO ORIGINAL DE ALFONSO RUIZ LAO, AMIGO MIO DEL POBLADO
FUENTE: http://www.abrucenavirtual.com
Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres...
Porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren...

 



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