Lamentable y desolador lo de la sierra de Gádor. Lo siento muchísimo por todo lo que se ha perdido allí.
Por desgracia, si la meteorología no acompaña en los próximos años, a esa zona le va a costar mucho recuperarse y más aún si la administración no aplica medidas que le den un empujón a la naturaleza. Es lo malo de las zonas semiáridas, que el irregular régimen de precipitaciones, tanto en lo temporal como en cantidad, dificulta sobremanera la recuperación del hábitat. A lo mejor se obra el milagro y se da una recuperación óptima tal y como pasó en las sierras de Málaga después del incendio de agosto de 2012.
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