Día ventoso, con máxima de 9ºC.
En Póveda queda poca nieve en la calle, aunque tenemos ventisqueros en algunos rincones. Uno de ellos cerrará mañana la entrada a la iglesia del pueblo por su escalera principal, en una jornada en la que enterraremos a mi tío Alejando, que ha muerto esta mañana. Él, era uno de mis íntimos seres queridos, quien tanto me enseñó en vida. Conocedor de media España, que recorrió a pie durante los inviernos y "tardíos" en sus 40 años de pastor transhumante, para regresar a las tainas de Cebollera durante los veranos. Fue leñador, y también ganadero de yeguas y vacas, más tarde. Gran amante de los bosques, de los verdes pastos y de las frescas fuentes. Buen conversador y sentido poeta, al que no faltó un humor fino e inteligente. Persona, en fin, de sencillez extrema y de sentido común aplastante. Una estirpe de seres, que poco a poco desaparece, pero que vivirá siempre en nosotros.
Al menos, en lo más profundo de mi ser quedarán todas esas noches de invierno, cuando siendo niño, al calor de la lumbre y sentado en tus rodillas, escuchaba emocionado los cuentos de lobos mientras me apretara contra tí muerto de miedo... Sólo espero que, en algún momento hayas podido estar orgulloso de tu Carlines, como yo lo estaré siempre de que tú hayas sido tan bueno conmigo y de que me hayas querido tanto.
Que Dios te acoja en su gloria, mi querido tío... y, como sé que estás leyendo esto, te pido que me disculpes por no poder expresarme con tu gracia y tu talento.