Descripción Se trata de un ungulado de complexión fuerte y robusta, de mediado tamaño. Ambos sexos presentan cuernos persistentes, formados por un soporte óseo recubierto de un estuche córneo, no ramificados, gruesos y nudosos, que en los machos adultos se curva en forma de "S". El número de nudos, o medrones, da una idea de la edad. Los cuernos de las hembras son más cortos, cilíndricos y en forma de lira.
Su pelaje, de color pardo grisáceo por el dorso y blanco por el vientre, varía estacionalmente, presentando un pelo de color canela en verano, que se torna más oscuro en el invierno.
Los machos son mayores que las hembras y además presentan una crin y barbas características, y manchas negras en el pelaje más extensas Los machos miden, entre cabeza y cuerpo, 1,25 m y pesan de 50 a 58 kg. Las hembras miden 1 m y pesan de 30 a 36 kg. Las poblaciones del sur peninsular son más pequeñas que las del norte.
Distribución Endemismo de la Península Ibérica. De las cuatro subespecies descritas sólo existen en la actualidad dos, al haberse extinguido C. p. lusitanica (a finales del siglo XIX) y C. p. pyrenaica (el último bucardo murió en 1998). La subespecie C. p. victoriae se distribuye por las montañas del centro peninsular (Sierra de Gredos) así como en otros enclaves (Batuecas, La Pedriza, Riaño) fruto de reintroducciones efectuadas por el hombre. La subespecie C. p. hispanica ocupa todo el arco montañoso perimediterráneo, desde la desembocadura del río Ebro hasta el Peñón de Gibraltar, así como en Sierra Morena.
Habitad Utiliza preferentemente zonas con matorral, matorral con arbolado y arbolados de coníferas. Ocupa un amplio rango altitudinal, observándose desde el nivel del mar hasta a más de 3.400 m de altitud.
Reproducción Es una especie polígama. El período de celo tiene lugar a finales de otoño y principios de invierno. Es entonces cuando se reúnen machos y hembras. Los machos se comportan agresivamente entre sí y luchan por las hembras. Se alzan sobre las patas traseras, entrechocando las cuernas al caer. El vencedor se hace con un pequeño harén que abandona después de las cópulas.
Las hembras comienzan a reproducirse cuando alcanzan 24 kg de peso, a los 30 meses por regla general. Los machos adultos (mayores de ocho años) son los que se reproducen aunque pueden hacerlo con menos edad.
El período de gestación dura unos 155 días, por lo que los partos se producen entre abril y junio. El número de crías por parto es habitualmente de uno, pero en algunos casos y debido a componentes genéticos y ambientales, se pueden producir partos gemelares.
La lactancia dura hasta los seis meses de edad. Posteriormente, si la cría es un macho, abandona a la madre y se une a los otros machos.
Alimentación y costumbres La alimentación de la cabra montés ponen de manifiesto un elevado carácter adaptativo a las condiciones del medio donde viven. Cuando predominan los pastos, la cabra se comporta como pascícola, mientras que cuando éstos escasean, la cabra suele ser ramoneadora.
Devora indiscriminadamente cualquier materia vegetal, como hierbas, líquenes, cortezas, brotes y frutos. Con frecuencia lamen la sal que los pastores suministran al ganado.
Es una especie de hábitos diurnos en invierno, y se va haciendo nocturna en el verano. Tímida y tranquila, tiene un gran olfato y oído. Está dotada para andar entre rocas y saltar por paredes casi verticales o incluso hielo. Es un animal gregario, siendo los rebaños de diferente tamaño y composición a lo largo del año, permaneciendo los sexos separados durante la mayor parte del mismo. Esta segregación sexual se rompe durante el celo, cuando se forman grupos mixtos de ambos sexos y todas las edades. En la época de partos las hembras se aíslan para parir. Los movimientos altitudinales son comunes en las poblaciones de cabra montés. En el verano, los grupos se desplazan hacia las zonas cacuminales donde encuentran pastos frescos. En los meses invernales, las cabras se ven obligadas a descender hacia los valles, empujadas por la nieve y la escasez de alimento. El área de campeo varía estacionalmente, siendo más pequeña en otoño (durante el celo) que en primavera. Durante el período de celo ambos sexos suelen ser fieles al área ocupada, mientras que en la primavera, sólo las hembras mantienen esta fidelidad.
Al no coincidir su distribución con la del lobo, son los zorros, águilas reales y perros asilvestrados, las únicas especies capaces de capturar a los jóvenes, aunque su incidencia real es mínima.