Estas vacaciones me he atrevido con una nueva faceta de la fotografía, concretamente la toma de algunas instantáneas nocturnas, pero en casi total oscuridad, salvo la luz que me daba la luna llena, y el resultado me ha gustado bastante, más teniendo en cuenta las limitaciones de mi cámara...
El escenario, como no, se trata de Acedera, mi querido pueblo extremeño de apenas 100 habitantes. Una de las cosas que más me impresiona año tras año cuando voy, es el increible cielo que se puede ver cada noche, un auténtico tapiz de estrellas que adornan la bóveda celeste conformando el mejor planetario que he visto.
Y es que estar en una de las zonas con menos contaminación lumínica de toda España tiene sus ventajas.
La de noches que me he pasado este verano hasta las tantas, tumbado en el suelo de la pista de fútbol sala, mirando embobado ese cielo y acompañado de muy buena gente.
En fin, las fotos no es que sean nada del otro mundo, son bastante simples en general, pero al verlas ahora me han evocado muchas sensaciones y me ha apetecido ponerlas, espero que os gusten
Estas están hechas desde el huerto de mi casa:
Y estas son de la iglesia bajo el cielo estrellado:
Un saludo