¡Qué envidia me das! Tener un huerto y cuidarlo era la ilusión de mi vida. Pero hay que saber hacerlo. Y yo ya sé que no sé.
Segmento autobiográfico: Alquilé un terreno con una casa y allá me fui a vivir. Estaba en el quinto pino y como no sé conducir empleaba todos los días una hora de camino hasta una parada de autobús que en tres cuartos de hora me llevaba hasta mi trabajo. Al principio me daba las grandes palizas de azadón y regaba a menudo. Pero me distraje preparando unas oposiciones y las hierbas lo invadieron todo. Me negaba a tener perros ni gatos y se me llenó la casa de ratones. Las hierbas se comían el huerto y los ratones me festoneaban los folios de los apuntes y, con un descaro inaudito, se paseaban por mi cabeza mientras dormía. Les echaba lejía por los boquetes y cada día aparecían boquetes nuevos. Les ponía Radio Clásica a todo volumen pero, por lo visto, sólo conseguí que acudieran más. Para colmo me acabaron gustando a mí aquellas hierbas silvestres invasoras más que las hortalizas que apenas podía cultivar: Estaban más lozanas y eran más hermosas. Quería ser buen horticultor y le hice una poda a un olivo que el dueño de la parcela se echó a llorar cuando lo vió. No podía ver un cine ni un teatro ni un recital ni un nada sin quedarme a dormir en casa de amigos o novia, porque perdía el último autobús, y mientras estaba fuera la fauna y la flora se hacían con el poder. Cuatro años tardé en convencerme de que hay que valer para eso. Ahora me consuelo viendo la flora silvestre los fines de semana, pero el asfalto me retiene los otros cinco días. Y en los libros y en internet la verdad es que la flora casi parece que se ve mucho mejor, hasta con más detalle.
Comentario: Por si te puede ayudar a recordar, encuentro por internet y en algún libro que los alquequenjes de tu última foto son la solanácea Physalis peruviana L., que también llaman Physalis edulis Sims y Physalis esculenta Salisbury. En español lo normal es llamarlos aquí "alquequenje amarillo" o "alquequenje del Perú" y también "capulí", que se usa más en América, por ejemplo en Chile, Bolivia y Perú. Otros nombres repartidos por la geografía americana son: en Méjico "cereza del Perú", "tomate" o "tomate verde" y "yuyo de ojos", en Guatemala "miltomate", en el Perú lo llaman "aguaymanto" y "tomate silvestre", en Chile "amor en bolsa" y "bolsa de amor", en Bolivia "lengua de vaca" y "motojobobo embolsado", en Venezuela "chuchuva" y "topotopo", en Ecuador "uvilla", en Colombia "guchavo", "uchuba", "vejigón" y "yuyo de ojos" también, y en Puerto Rico "sacabuche". Mira a ver si es alguno de éstos el que no recordabas.
Saludos.