A pesar de estar completamente reventado, más por la experiencia vivida que por la dureza de la ruta (que bajo mi punto de vista es baja), voy a poner mis fotos, en orden cronológico, para que se pueda ver cómo el cielo ha ido evolucionando desde más de las 12 del mediodía cuando hemos empezado la ascensión, hasta justo el momento en que decidíamos bajar, cuando han empezado los chispazos de estática...
Ayer avisé sobre el gran riesgo de que se formara tormenta hoy y al final se cumplió lo previsto
Cuando he llegado a Capileira, punto en donde hemos cogido el bus, el cielo estaba despejado. Pero pronto han empezado a aparecer Ac y Cu, mala señal en cuanto a estabilidad. Llegamos al punto de partida de la ruta:
Vamos subiendo y vaya evolución que cogen las coliflores. Dani divisa yunques de tormentas perfectamente formadas mirando hacia el E y NE. Llamamos a David a ver qué estaba pasando, y el meneo ya había empezando en Murcia
Seguimos subiendo y las nubes hacían lo propio. Veíamos que se quedaban en la cara N y nos las prometíamos felices pensando en que no nos alcanzarían y que podríamos presenciar un espectáculo convectivo-tormentoso seguro desde lo alto del Mulhacén
Llegamos al primer punto geodésico, ya bastante cerca del Mulhacén y superando ampliamente la barrera de los 3000 m. de altitud, y ya teníamos delante al primer cumulonimbo que al final sería, junto con otros creciendo a ambos de sus lados, los que nos darían el gran susto de nuestras vidas:
Estábamos contentos por el brutal espectáculo, y encima comiendo un bocata de jamón de Trevélez
Pero las nubes se estaban poniendo muy feas y fue el momento en que notamos que se nos echaban encima... uy uy uy...
A partir de aquí la cosa empieza a ponerse fea. Mucho viento y un frío acojonantes.
Buf, buf, buf...... Ya, cuando empezamos a darnos cuenta de que están formándose cortinas de granizo completamente evidentes por la enorme blancura de estas, es cuando recogemos todos los bártulos y cuando sucede lo de las chispas y descargas entre Dani, Jota y Simón, y cuando se me eriza el pelo a mí. Menos mal que no he sentido ninguna descarga excepto el erizamiento del pelo... Dios... Qué experiencia...
En esta última foto viendo a Jota haciendo lo propio con su Nikon... Estábamos completamente ajenos a lo que se nos avecinaba.
Y bueno, yo durante la pelotera he sido incapaz de hacer ni una foto, entre el canguelo y el miedo a que se me mojase la cámara por falta de cobijo. David nos ha guiado con sus indicaciones vía móvil (ya sé que ha sido una locura usarlo en medio del percal) de la evolución radar de la tormenta... Y en fin... todo lo demás ya lo he contado.
Es necesario esperar a los puntos de vista de Jota y Dani, y Simón si se apunta, y a sus fotos, que no tienen desperdicio en medio del percal, mucho mejores que las que he puesto yo en este repor.
Y como final de este documento, esta última foto, esperando al bus ya a salvo y con calor nuevamente... nuestra pasión por las tormentas, que aunque una nos ha dado el susto de nuestras vistas, por nuestras venas corre la pasión por ella y no podemos dejar de fotografiarlas y perseguirlas. Quizás las nubes que nos han atormentado eran conscientes de nuestra pasión, y es por ello que nos han respetado.
Un saludo a todos, y un enorme abrazo a mis compañeros de aventura.