Hoy teníamos previsto recorrer el Torcal de Antequera, pero la meteorología nos lo ha impedido. Ya desde Antequera se veía el Torcal cubierto por nubes, pero subimos al aparcamiento del paraje, allí nos esperaba Amparo con quien ya habíamos quedado. Allí, Conchi; Paqui; Amparo; Juan; José Luis y Ángel, decidimos ir a la cercana Peña de los Enamorados y subirla.
Situada entre Antequera y Archidona, esta peña, vista desde Antequera, conforma el rostro de una persona y muchos vemos parecido con el perfil de un indígena de los USA. Llegamos a un antiguo cortijo con una chimenea situado a la izquierda de la carretera Antequera-Archidona, junto al río Guadalhorce. Aquí dejamos los coches y por un puente pasamos el río Guadalhorce, que con estas recientes lluvias bajaba crecido. Atravesamos las vías del tren, no sin antes pasar por una valla y empezamos a subir. La ascensión por la cara SE es muy inclinada, y zigzagueando vamos ganando altura. Nos encontramos con una antigua cantera y seguimos ascendiendo. Realizando distintas paradas, llegamos a un collado, donde reponemos fuerzas, con chocolate que nos ofrece conchi y algunas piezas de fruta. Continuamos ascendiendo y ya en un tramo bastante pedregoso. Hace viento, pero la propia ladera nos protege de gran parte del mismo. Poco a poco vamos llegando, no a la cumbre, si no a una arista, que podemos decir son las fosas nasales del “rostro”. Aquí el viento soplaba con mucha fuerza y sin apenas un par de minutos, decidimos comenzar el descenso. No subiendo a la cumbre, por la peligrosidad. Nos faltaron apenas cincuenta metros de desnivel, pero ante todo, la seguridad. El ascenso lo realizamos en dos horas.
Vamos descendiendo y por el camino, recolectamos un par de cebollas silvestres. Observamos un tipo, o dos, de orquídeas, casi todas moradas y una blanca. También abundan en esta ladera los acebuches, algunos magníficos ejemplares.
Tras una hora de descenso, y ya en el cortijo, nos preparamos a comer. Dando cuenta de las distintas viandas, entre gallinas y algún perrillo, decidimos ir a tomar café a Antequera. Tras este café, nos dirigimos hacia Málaga no sin antes despedirnos de Amparo, que se quedaba en Antequera a pasar unos días. Tras bajar Las Pedrizas y en una estación de servicio, nos despedimos de Conchi y Juan y Paqui, José Luis y yo, nos encaminamos a Málaga, donde ya nos despedimos y cada uno “pa” su casa.
Una ruta corta, pero bonita. Desde la peña se domina toda la vega de Antequera. En ascenso muy pronunciado y constante, pero merece la pena hacerlo. Tal vez otro día volvamos y subamos a la cumbre.
Leyenda de la Peña de los enamorados:
http://usuarios.lycos.es/BANDOLERO/twodescphotos0.html“Cuenta la leyenda que la hija del alcalde musulmán de Archidona libero a su amor, un cristiano de Antequera que se hallaba preso por mancillar su piel con caricias cristianas. Tras la liberación ambos huyeron refugiándose en la montaña. Las tropas musulmanas los persiguieron para darles caza. Cuando se vieron acorralados comprendieron que arrojarse desde la montaña era la única forma de sellar su amor. Desde entonces, esta roca gigante fue conocida como "La peña de los Enamorados"”.
También se cuenta, que los cuerpos de los dos enamorados yacen enterrados a los pies de esta enorme roca.
Panorámica de Archidona
En un ratito, más