Faltan aún 35 días para el domingo de Ramos con el que se dará comienzo a la semana santa del año 2020. De forma obvia, 35 días es un plazo inasumible incluso para dar unas tendencias generales. Las salidas de modelos climáticos como el CFS y la versión del IFS darán aún muchos bandazos a lo largo de este mes que acabamos de comenzar. Otro tanto podría decirse de los modelos semanales del GFS y del IFS( europeo). Ocurre con estos modelos a largo plazo que suelen dar indicaciones útiles pero para plazos que, en el mejor de los casos, no excederán nunca de dos semanas. Nuestra península es un auténtico mosaico climático con regímenes térmicos y pluviométricos que pueden cambiar en cuestión de pocas decenas de kilómetros. Esto dificulta aún más los pronósticos cualitativos que los modelos mensuales y semanales puedan proporcionar a nuestro territorio peninsular: podría ocurrir que fuesen certeros en ciertas zonas y andar completamente errados en otras. No es culpa del modelo que para ahorrar recursos computacionales tiene una resolución reducida y puede no recoger particularidades climáticas comarcales o a niveles puramente locales. El hecho de que se hagan a escasa resolución añade otra dificultad: los cambios fuertes en la circulación general no suelen recogerlos bien hasta la próxima actualización( pueden mediar hasta 3 y 4 días en las actualizaciones del modelo semanal del centro europeo). Dicho de otra forma, un modelo mensual o semanal recogerá anomalías en temperaturas o pluviosidad pero jamás va a predecir de forma concreta una ciclogénesis o una dana y recordemos que estos procesos repercuten, y mucho, en el devenir meteorológico en latitudes medias como las peninsulares.
Una vez que las semanas vayan transcurriendo entraremos en el medio plazo( desde 3 días a 10 días) y resulta del todo imprescindible hacer uso de la predicción probabilista: evaluar escenarios, comparar salidas principales con ensembles y hacer uso de "clusters". En Meteorología hace ya tiempo que el determinismo es historia. En situaciones estables y anticiclónicas se puede obviar la incertidumbre ante el suceso "lloverá o no". Está claro que si la situación es firme puede decirse "no lloverá" de forma determinista. En situaciones de inestabilidad resulta obvio que lo de "lloverá o no en el lugar X y en el momento Y" cobra especial relevancia y sólo puede darse una estimación, una probabilidad que se basa en cuántos escenarios dicen que "lloverá" y en cuántos se dice "no lloverá". Hacemos el cociente entre unos y otros y multiplicamos el resultando por cien; lo porcentualizamos, en definitiva. Sé de buena tinta que el público no entiende eso de las probabilidades( y, dicho sea de paso, los órganos rectores de la mayoría de las hermandades tampoco) pero hay que seguir haciendo el esfuerzo( por esfuerzo que no quede) pero que también quede clara una cosa: el público interesado que también haga este esfuerzo( cosa que no es fácil en una época, la nuestra, donde abundan los cerebros y los encefalogramas planos).
Vamos al lío( como se dice por mi tierra):
Como sabe cualquier buen aficionado a la Meteorología que se precie, hemos tenido un invierno dominado por unos índices de Oscilación Ártica(AO) fuertemente positivo mientras que la Oscilación del Atlántico Norte(NAO) también se ha mantenido positiva. También, como sabe cualquier buen aficionado, esto implica que el vórtice polar ( tanto el troposférico como el estratosférico) han estado fuertes. Esto implica que la diferencia de presión entre el polo y las latitudes medias han sido fuertes. O, dicho de otra manera, la diferencia de presión entre Azores e Islandia(NAO) se ha mantenido fuerte y el anticiclón azoriano ha estado fuerte proporcionando temperaturas altas en febrero y, en líneas generales, escasas precipitaciones.
Ya durante el mes de marzo las latitudes polares empiezan un proceso de calentamiento debido a que la duración del día es mayor y mayor, por tanto, las horas de luz solar. La capa de hielo y nieve( banquisa) en el Ártico inicia una fusión lenta pero progresiva( la velocidad de esta fusión dependerá también de la meteorología polar). También la estratosfera se va calentando( algunas veces por la propagación de energía por ondas verticales y otras de manera natural por descomposición del ozono por la luz solar y desprendimiento de calor). El resultado del calentamiento estratosférico es que el vórtice pierde consistencia. Pierde consistencia el vórtice estratosférico pero también el vértice troposférico ya que el gradiente Ecuador-Polo que lo sustenta se va atenuando. La circulación del llamado Chorro Polar se va meandrizando( esto es lo mismo que decir que AO y NAO bajan) y es este Chorro meandrizado el que nos trae los cambios en forma de bajas atlánticas, danas o frentes de lluvias.
Si os fijáis en los dos gráficos que he colgado la AO y la NAO tenderán a seguir positivos con lo que, de momento, es relativamente factible que el azoriano continúe fuerte. Esto no durará siempre y la única cuestión a dilucidar, por ahora, es ver si la AO y la NAO seguirán positivas o tenderán a bajar, lo cual sería la tendencia más lógica. Sabemos que estos índices caerán y la inestabilidad será más factible pero el caso es que no sabemos cuándo.
De cualquier forma, los modelos a corto y medio plazo ya muestran cambios: un frente logrará colarse y ya algún modelo muestra depresiones en altura hacia el suroeste a un plazo de 5 días...será relativamente fácil que el anticiclón azoriano, conforme vaya avanzando marzo se vaya debilitando pero tampoco sabemos en qué medida lo hará y cómo se comportará.
Así que, de momento, contentémonos con seguir la AO y la NAO, cómo seguirá el vórtice en las próximas semanas: dará muestras ya de fatiga o seguirá intratable??
Es cuanto puede decirse hasta ahora. Cualquier novedad ya se irá incorporando. Gracias a todos y bienvenidos de nuevo un año más!!