DIARIO DE UNA TORMENTA
Y de un día para no olvidar. El primer aviso fue el mensaje de Jorge en el foro de meteored, en el que ya se apreciaba la posibilidad de una madrugada movida por el sur-oeste. Que largas se hacen las madrugadas actualizando la foto del meteosat cada media hora. Que frustrante no tener acceso en tiempo real al radar meteorológico. La formación nubosa iba cogiendo forma. Onubas ya nos alertaba de las primeras precipitaciones de importancia en Huelva, y conforme la masa nubosa se adentraba en tierra, esta iba ganando fuerza y reactivándose en su viaje por las provincias de Sevilla y Córdoba después. Por un momento pensé que iba a resbalar la capital, pero de repente aparece justo en dirección norte/noroeste un Arcus. Bien formado y gigante. Abarcaba toda la extensión de la sierra de Córdoba, y los únicos colores distintos al verde que traía, eran los puntitos blancos de las ermitas y los rojos de las antenas de TV del Lagar de la Cruz.
La primera vez que en mi vida veía ese espectáculo. Creía que estaba en el cielo, y me di cuenta en ese momento, de lo meirda que era ante ese monstruo tan guapo que estaba casi abrazándome. Las nubes empezaron a rotar ciclonicamente, muy rápidas. En superficie el viento soplaba del sur/sur oeste a una velocidad de 14km/h, pero allá arriba estaba ocurriendo algo distinto a lo que en tierra teníamos. Creo, que a punto estuve de vivir la formación de un tornado. Todo esto con la oportuna cautela de este escribiente amante de la meteo, pero no profesional en la materia.
De repente empezó a llover. Las primeras gotas tenían el diámetro de culos de botella de 1/3 de cerveza. El ruido empezó a ser ensordecedor y la cortina de agua un poco inclinada por el leve viento, me impedía ver el bloque de al lado distante a unos 40 metros.
Los rayos eran de todos los gustos y cada tres segundos. El ruido de los truenos impresionante. La estación meteorológica empezaba a pitar. Alarma de lluvia; 279 litros por metro cuadrado de precipitación media a la hora. Hasta que un rayo acabó con la fuente de alimentación de mi PC, los datos de lluvia que llegaban hasta el ordenador eran continuos. Un litro cada 5 segundos. Estaba alucinando y asustado. Los WC de casa, comenzaron a emitir un ruido extraño. El agua estaba a punto de salirse por ellos, mientras que en el ático, el sumidero ya no tragaba más agua. Cuando me dispongo a achicar con la cubeta hacia la calle, un resplandor me deja sin vista durante segundos. A continuación la explosión, me levantó del suelo y me dejó por un momento aturdido. Me meto en casa y me refresco la cara. Afortunadamente me doy cuenta que el rayo no ha caído sobre mí, pero sentado y con una botella de agua, me doy cuenta que he estado a punto de escribiros desde el infierno, porque el cielo sé que no voy a ir.
Lo que sigue ya os lo podéis imaginar. Sirenas y más sirenas. La ciudad colapsada por tanta agua en tan poco tiempo. 42.9 en el observatorio, y registros superiores como el mío 51.
Qué grande es la naturaleza y que poderosa al mismo tiempo. Ella sigue siendo la dueña de todos nosotros. Creo que va siendo hora de echarle un guiño de ojo, y no putearla más.