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Autor Tema: 2003: OLA DE FRIO DE DIFICIL PREDICCION  (Leído 843 veces)

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2003: OLA DE FRIO DE DIFICIL PREDICCION
« en: Enero 10, 2006, 02:10:24 am »
Dedicado a los agoreros que dicen que el invierno esta perdido  evil

fuente: http://www.ieg.csic.es/age/temas/Frio.htm

nota: lo pongo aqui para que no se pierda el texto, pero seria interesante leer el articulo en la misma pagina porque tiene links a mapas.

Crónica de una ola de frío anunciada
por A.J. Pérez Cueva (Universidad de València)


Cuando la noche de Reyes de 2003 comenzaron a oírse por los medios de comunicación las predicciones iniciales de la primera ola de frío rigurosa del invierno, la situación sinóptica distaba mucho de parecerse a las que provocan estos fenómenos. La componente de los vientos era del NW, y llegaban masas polares marítimas, bastante frescas por su trayectoria directa desde las costas canadienses, pero mucho más templadas que lo que se avecinaba según los modelos de predicción meteorológica: Su pronóstico, por el contrario, era de ola de frío polar y de nevadas a cotas muy bajas.

El patrón sinóptico de una ola de frío comporta habitualmente la existencia de un anticiclón dinámico centrado en las Islas Británicas, o a caballo entre las islas y la costa atlántica europea, con un eje SW-NE (como el de la imagen 1). En su cara SE, el anticiclón arrastra masas polares continentales, que serán tanto más frías, cuanto más lejano (siberiano) sea su origen, más rápido vengan y más persistente sea la advección. También suele ser fundamental (sobre todo para el cuadrante NE peninsular), la presencia de una "borrasca del Golfo de Génova", que muchas veces es el motor final de la advección (de las masas centroeuropeas simplemente, o de masas rusas o siberianas si combina su acción con la del anticiclón).

El patrón sinóptico de una nevada generalizada en toda la Península, en ciertas ocasiones es parecido: simplemente hace falta que la advección de la masa polar continental tenga una trayectoria marítima lo más larga posible (ej. Mar del Norte y Cantábrico). En ese caso, la masa polar continental se recarga de humedad en capas bajas y puede nevar a cotas cercanas al litoral. Otras veces, por el contrario, es sustancialmente diferente: suele ser más frecuente, en caso de nevadas, que sea una simple advección de aire ártico (menos frío que el siberiano y más húmedo) que llegue con trayectoria N-S, marítima por obligación. Por su parte, las nevadas en cotas bajas en la costa mediterránea presentan un patrón de ola de frío en el inicio del proceso de advección, pero requieren que la trayectoria sea marítima al final (por el N del golfo de León).

¿Cuál de estos modelos se preveía que iba a suceder?

El patrón sinóptico de los días previos (7 y 8 de enero) era el de una vaguada profunda que tenía forma de coma al revés, es decir, una vaguada con la parte meridional (la que nos afecta habitualmente) adelantada (en lugar de retrasada, que es lo normal). Estos días nos afectó la cara "de retaguardia" de la vaguada, que, como señalábamos al principio, arrastraba aire polar marítimo con trayectoria directa: es decir, ni ola de frío ni nevadas, de seguir con esa situación.

La predicción para el jueves 9 de enero se puede calificar como mínimo de arriesgada, desde el punto de vista del proceso de la evolución sinóptica necesaria para que se cumpliesen los pronósticos de frío y nieve. Quiero decir que no era una situación fácil de pronosticar, pues, para acertar, los pasos necesarios eran tres:

La cara de retaguardia de la vaguada fría inyectaría una gran masa polar marítima de modo muy rápido en el Mediterráneo occidental.
Ello desarrollaría ciclogénesis en el Golfo de Génova y se formaría una gran borrasca ex novo (imagen 2)
Esta gran borrasca del Golfo de Génova arrastraría una masa polar continental situada en Centroeuropa y Europa oriental, producto de una ola de frío de días anteriores (temperaturas mínimas de casi –40ºC en Moscú) (ver secuencia de la predicción en imagen 3-6).
En conclusión, una carambola a tres bandas basada en la activación de una ciclogénesis en el Mediterráneo occidental por una vía poco habitual (es más frecuente la formación de ciclogénesis a partir de advecciones del N que atraviesen los Alpes, o a partir de la reactivación de borrascas ya formadas).

Como decíamos, se trataba de una situación de difícil pronóstico, como lo son todas las que responden al modelo de a) un campo de vientos genera un campo de presiones y b) el nuevo campo de presiones genera un nuevo campo de vientos (lo normal es contar con un campo de presiones preexistente y predecir simplemente su campo de vientos).

Es de justicia señalar dos hechos: En primer lugar que todos los modelos coincidían básicamente en esta evolución tan historiada para producir una ola de frío, y en segundo lugar, que se mantuvo la predicción sin variaciones hasta el último momento (la noche del miércoles al jueves).

Y se acertó. El seguimiento durante esos días de las secuencias de imágenes del Eumetsat permitió ver como se iba formando y profundizando la espiral ciclónica, ya a su paso desde el Cantábrico hasta el Mediterráneo occidental, y luego, cómo se movilizó la advección fría y se formó el frente frío, que a su paso por la Península fue provocando las nevadas.

La predicción de la fenomenología de nieve y frío, en cambio no fue tan meritoria. En principio se partía de una cierta contradicción: Si nieva no suele hacer excesivo frío, y para que haga mucho frío no debe nevar.

Apostar a nieve y frío a la vez puede implicar varias cosas: a) Que se prevé una situación excepcional, con muy baja recurrencia, de "masa polar continental extraordinariamente fría con llegada marítima", de modo que pueda nevar incluso en el litoral cantábrico a nivel del mar, b) que se juegue a dos cartas (o pasa una cosa o la otra), o c) que se prevé que primero va a nevar y después vendrá la helada.

Lo primero, estaba claro que no iba a ocurrir, pues, según muestra la imagen 7, lo que se movilizaba era una masa polar continental ya residente en Europa algunos días, y por tanto no excepcionalmente fría. Los noticiarios del jueves a mediodía ya ofrecían comentarios del tipo "pues no era para tanto". Lo segundo nunca lo sabremos. Lo tercero, con suerte o con correcta predicción, fue lo que ocurrió.

La evolución sinóptica a partir del jueves (9-01-03) constó de dos etapas, con una transición paulatina: A) En primer lugar, el jueves y el viernes, recién formada la borrasca del Golfo de Génova, fueron días de nevadas. El gran tamaño de la borrasca y el hecho de que su peculiar proceso de formación la situase muy al W, hizo que la trayectoria marítima fuese más larga que lo normal (ver imagen 8), y que la masa polar continental recorriese todo el Cantábrico y llegase casi con trayectoria NW en algunos momentos. Ello produjo grandes nevadas en Galicia, y fue, de todo lo que ocurrió, lo más excepcional de esta situación. B) En días posteriores la borrasca del Golfo de Génova se fue situando cada vez más al E, hasta desaparecer de escena. El relevo lo fue tomando el anticiclón británico, cada vez más europeo. Ello ocasionó que, a partir del sábado, dejase de nevar y comenzase la verdadera ola de frío (nada especial en cuanto a su intensidad). Esta ola fue bastante persistente; el patrón sinóptico y la advección perduró casi hasta el martes (14-01-03). La "encalmada" (primera noche en la que cesa la advección y comienzan las fuertes heladas de irradiación) tardó en llegar. Pero estamos hablando de días en los que el frío ya no era noticia en los medios de comunicación.

En conclusión ¿qué pasó realmente con la predicción?. El pronóstico de la ocurrencia del proceso fue un acierto meritorio. El de la fenomenología del proceso, acabó ocurriendo también a la postre, aunque aquí caben más dudas sobre el grado de acierto real. En todo caso, el proceso fue en su conjunto una buena prueba de la mejora que los pronósticos meteorológicos a 3-5 días vista han tenido en los últimos años.
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Re: 2003: OLA DE FRIO DE DIFICIL PREDICCION
« Respuesta #1 en: Enero 10, 2006, 17:25:46 pm »
Muy buen texto. En esa entrada fría cayó por el sur buena nieve jeje  :D
Córdoba, 325.452 h. (INE-2008).
Clima mediterráneo semicontinentalizado de influencia atlántica.
Estación de Córdoba - Vistalegre, a 112 m./
Período 1994-2008: 18,68º - 793,60 mm anuales.
63,7 días de precipitación - 9,81 días de tormenta - 19,40 días de niebla - 0,20 días de nieve - 3,47 días de helada.
Máxima absoluta: 45,1º (23 jul 1995). Mínima absoluta: -6,2º (28 ene 2.005). Máxima nevada: 29 ene 2006, 5 cm.

 



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