Es muy curioso que Lérida con todo el mes anticiclónico que hemos tenido no haya tenido demasiadas nieblas, debido seguramente a la posición del anticiclón. Un mes de nevera ibérica, puro y duro con heladas en el interior.

Le hago caso al amigo RS y traslado al foro las impresiones que le comentaba a él sobre las bajas temperaturas del recién concluido noviembre. No son más que impresiones personales, que os hago extensivas y que me han hecho pensar mucho a lo largo del mes para darle una explicación a lo ocurrido.

Le comentaba a RS que, evidentemente, la clave ha sido la constante entrada de aire frío del norte que hemos tenido, pero también creo que eso no ha sido motivo suficiente, porque ya ha ocurrido anteriormente otros meses de noviembre sin que se alcancen mínimas tan bajas en pleno otoño. Por eso, de lo que yo he visto, me llaman la atención varios factores que pueden haber influido también, al menos en los observatorios del interior:

1.—El verano fue más fresco de lo normal y es probable que el suelo se haya enfriado más rápido de lo habitual este otoño.

2.—La advección fría de noviembre fue muy seca. Dato importante, pero no suficiente tampoco.

3.—Unido a esto último, en la mayor parte del interior (aunque haya llovido en el Mediterráneo), el otoño ha sido seco y, por eso, el suelo está muy falto de humedad. Este dato me parece clave, sobre todo para las zonas de valle, porque esa falta de humedad en el terreno ha favorecido puntos de rocío de órdago, que son los que han permitido bajones nocturnos tan espectaculares y contrastes diurnos de casi 30 grados. Si en otoño hubiese llovido, el terreno hubiese estado húmedo y en las zonas fluviales, por ejemplo la del Jiloca, las mínimas no hubiesen bajado tanto porque se habría llegado a humedades del 100% con más facilidad, cortando el descenso térmico.

Todo eso es lo que he creído observar en Torremocha, donde no recuerdo noviembre en el que con tanta facilidad haya habido varios días seguidos de mínimas inferiores a los -10. Las últimas el miércoles y el jueves, con –10,7 y –11,5, respectivamente.

Insisto: son sólo impresiones personales que comparto con vosotros

Saludos

Respecto a las hipótesis del frío tan acusado, yo creo que es decisiva la sequía acumulada del terreno (no sólo la del otoño), que ha permitido irradiar con más eficiencia al suelo de la cuenca del Ebro. La advección fría de noviembre, siendo fría, tampoco pareció ser lo nunca visto .... o dicho de otra manera, se dieron unas temperaturas que no parecían corresponderse con la magnitud de la entrada fría. De hecho, la inversión térmica fue muy, pero que muy exagerada, entre los fondos de valle y las vertientes cercanas. Supongo que entró el aire frío, no hizo un cierzo descomunal tras él, y el encalmamiento del viento, la subida de la presión, y la sequía hicieron que el congelador ibérico se saliera.