Acabo de aterrizar en Lusaka en un vuelo de Livingstone. Nuestro avión, en una tormenta salvaje, fue golpeado por un rayo justo después de empezar nuestro descenso. Hemos caído como una piedra, nuestros oídos se han puesto locos, y nos tomó unos minutos antes de estar más allá del granizo y el viento.De verdad me tengo que quitar el sombrero a los pilotos de @proflightzambia Ellos no sólo hicieron todo lo posible para sacar de la tormenta lo más rápido posible, sino que llegaron con mucha calma y profesionalidad. Fue sólo después de que vimos el parabrisas roto de la cabina, la nariz rota, y el ala de cola arrancado.