Tanto Tragsa como los agentes forestales son conscientes de esta situación que se repite año tras año (de hecho, dicha
situación tiende a agravarse, pues la formación actual es sencillamente nula), pero nadie hace nada por corregirla. Lo que
realmente interesa es que las hectáreas de poda contratadas se realicen correctamente.
Mientras Tragsa declara públicamente que forma a sus empleados, en la sombra los está enviando a incendios sin
haberlos formados un solo minuto y pone sus vidas en serio peligro. Por su parte, pese a que los agentes forestales asumen
la responsabilidad de dirigirnos en un fuego, por ahora ninguno de ellos ha levantado la voz...
Otra crítica que se ha realizado durante estos días es que los retenes, además de no tener la formación necesaria, no
estamos equipados correctamente.
El pasado 18 de julio llamaba a un programa de radio de la emisora Onda Cero la madre de un miembro de retén de
incendios. Durante los minutos que le acordó el realizador del programa, esta señora se quejó de que gran parte de la
equipación de incendios de su hijo era reciclada de otros años y que se encontraba en un estado por lo menos defectuoso.
Esta es otra realidad de nuestro trabajo. Hasta el año pasado no tuvimos cubre-nucas ; la primera vez que nos dotaron de
frontales (también el año pasado) las baterías duraron media hora y nos dejaron sin luz en plena extinción de un incendio
nocturno; nuestros bate-fuegos suelen estan rajados, nuestras mochilas de agua tienen pérdidas, las mascarillas se reciclan
de un verano a otro...
Hace dos años, un compañero se quemó la pierna cuando el agente que nos dirigía nos mandó cruzar el frente del
incendio por una zona de bajo matorral porque el mono le quedaba pequeño... En El Mundo (21/07/05), un miembro de los
retenes que actuaron en la extinción del incendio de Guadalajara cuenta cómo la mitad de las cuadrillas se quedaron
incomunicadas a partir del segundo día de trabajo por no haber podido recargar durante la noche la batería de sus radios
portátiles.
Es difícil aceptar que una empresa como Tragsa no pueda preveer este tipo de problemas, por ejemplo encomendando
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dicha tarea a los mismos encargados que nos proveen casi diariamente de latas de aceite, nuevos espadines y nuevas
cadenas de motosierra para avanzar el tajo .
También se ha dicho que los medios de extinción tardaron en llegar al incendio de Guadalajara. El primer retén llego
treinta minutos después de la llamada realizada al 112. Puede parecer mucho, pero en realidad éste es el tiempo que suele
tardarse en actuar.
Otras veces es suficiente, pero con las condiciones climatológicas del pasado fin de semana media hora resultó ser
demasiado tiempo.
Nuestro retén, al igual que otros tantos que trabajan en la Sierra de Guadarrama, puede tardar mucho más que esos
treinta minutos en llegar a un fuego iniciado en el llano .
Es necesario resaltar que, para llevar a cabo la poda que se nos exije, a veces debemos alejarnos a más de veinte
minutos de la pista forestal más cercana y por lo tanto de nuestro todoterreno. Cargamos con nuestras mochilas,
motosierras, bidones de gasolina y de aceite, hachas... Si nos llaman para una salida, al llegar al coche debemos recoger
todo esto y ponernos el EPI (equipación de protección individual). Puede haber pasado media hora y aún no nos hemos
movido del lugar de trabajo. Cuando llegamos al incendio, si éste se produce cerca de un núcleo urbano, somos recibidos
con insultos por parte de la gente afectada. No entienden que no podemos hacer más, bajamos del monte a toda velocidad
por pistas forestales que no están preparadas para ir tan rápido, ponemos nuestra vida en peligro. Es una sensación
totalmente frustrante.
En el incendio del pasado fin de semana han muerto nueve compañeros, un retén igual al nuestro, una mezcla de gente
joven y de veteranos, todos apasionados por el monte.
Podríamos haber sido nosotros. Y sin embargo, todo sigue igual. La empresa Tragsa ni siquiera ha emitido un
comunicado de luto entre los trabajadores, no hay ningún acto de homenaje o de recuerdo preparado. Al día siguiente del
siniestro, nos hicieron subir al monte y seguir nuestro trabajo de poda, como si nada hubiera ocurrido.
Los agentes forestales vienen cada día a supervisar nuestro trabajo, que ningún pino se quede sin olivar, que el tajo
avance a ritmo adecuado. Nada ha cambiado, no hay señales de que se vaya a formar a los recién llegados, de que
nuestras mochilas de agua o nuestras mascarillas sean reemplazadas por otras nuevas. Ningún sindicato ha alzado la voz.
La precariedad de los contratos por obra hace afónicos a los más veteranos, precisamente aquéllos que más tienen por
decir. Estamos más solos que nunca ante las llamas."
Firmado: Albert Merino Saum
[1] Empresa responsable de gran parte de los retenes de nuestro país, entre ellos el de Cogolludo -siniestrado en el
incendio del pasado fin de semana-.
[2] Contrariamente a lo que se piensa, los retenes no limpiamos los bosques: al realizar la poda que se nos encomienda,
el pinar queda plagado de ramera seca a nivel de suelo, lo cual constituye un combustible perfecto en caso de incendio... No
estamos realizando actuaciones de prevención, sino ayudando a que los pinos crezcan más y más rápido para así obtener
mayor volumen de madera comercializable. Al preguntar a la empresa o a agentes forestales por qué no nos piden triturar
los restos de la poda la respuesta es clara: no hay dinero .
http://www.redasociativa.org/elinsurgente/modules.php?name=News&file=article&sid=1510http://euskalherria.indymedia.org/null21881.shtml[Copyright 2002 Indymedia Euskal Herria. Esta publicaci n es copyleft. Por tanto, se permite difundir,
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