Ya lo hemos comentado más veces, pero este es -y será siempre- un asunto recurrente.
Pienso que las fuertes heladas que se dan en ciertas zonas de nuestra sierra no son cuestión de vientos: más bien son originadas por la ausencia de éstos.
El colega Abioncillo, por ejemplo, recorre con mucha frecuencia el trayecto que une Soria (zona ventosa) con los valles situados al SW de la Ibérica (mucho menos ventosos). Pues bien, él os puede confirmar cómo resulta habitual que no hiele en la capital y en los valles del oeste sí lo haga.
Y a veces, con diferencias muy notables.
Otro factor que es fundamental para este tipo de heladas -Urbión lo conoce muy bien- es que existan cierres que retengan el aire frío. Es decir, que el valle en cuestión tenga algún tipo de "represa" o estrechamiento, más o menos efectivo, o bien que sea lo más llano y extenso posible, de modo que le cueste drenar el aire frío acumulado durante la noche por el enfriamiento del suelo.
Ya he comentado más veces que mi pueblo, por ejemplo, no reune tales condiciones.
Aquí hiela por irradiación, sí; pero no con la contundencia y frecuencia que lo hace en zonas más llanas o con cierres topográficos, aun estando más bajas.
Recorro con mucha frecuencia (dos o tres veces a la semana, o más... ) algunas zonas en las que sí se acumula el aire frío: por ejemplo, los llanos de Chavaler-Fuentecantos-Garray, en la cuenca baja de este río (el Tera), o la vega de San Andrés de Cameros (en la vertiente norte de Piqueras). Pues bien, las diferencias con este pueblo, en lo que a heladas por inversión se refiere, ya hemos visto muchas veces que pueden llegar a ser muy notables.
Pero en advección, es decir con temporales duros de norte, pues cambian las tornas... y aquí se hace patente -quizá más que en el resto de pueblos- una combinación "infernal": las bajas temperaturas continuadas, el fuerte viento y, con frecuencia, la nieve.
Un saludo.